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El crimen del triple homicida fue el 11 de agosto

Matan por una herencia en un permiso a un asesino que conocieron en la cárcel

Utilizaron sus tarjetas tras saber que recibió 26.500 euros un mes antes -Uno de los implicados reveló el monte de Piñor donde fue enterrado - El juez dicta prisión sin fianza por homicidio o asesinato y robo con violencia

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Un final violento para el autor de un crimen atroz

Fernando Iglesias Espiño, triple asesino sentenciado a 25 años por matar a su mujer y a sus dos hijos, de 12 y 18 -ocurrió en 1996 en Gran Canaria-, ha sido a su vez víctima de un crimen. Con 22 años cumplidos de la condena y un buen comportamiento entre rejas, este hombre de Silleda, de 63 años, no regresó el 13 de agosto al centro penitenciario ourensano de Pereiro de Aguiar, después de más de 80 permisos sin incidencias. Aquello causó extrañeza en el penal; no encajaba. La razón de su ausencia es que lo habían matado. Dos compañeros a los que conoció en la cárcel de Ourense, con los que tenía amistad y compartía planes en los permisos de salida, Francisco Javier G. H. y Óscar G., están investigados por presuntamente acabar con su vida y robar utilizando sus tarjetas, tras enterarse de que había recibido una herencia de su madre de unos 26.500 euros, aproximadamente un mes antes de los hechos. El magistrado que se ha encargado de este caso bajo secreto, hasta ayer, el titular de Instrucción 1 de Ourense, Leonardo Álvarez, decretó prisión preventiva, comunicada y sin fianza para ambos sospechosos, que se acogieron a su derecho a no declarar. Están investigados por presuntos delitos de homicidio o asesinato y robo con violencia. El presunto crimen se produjo el 11 de agosto, el fin de semana del permiso del que la víctima ya no regresó.

Los investigados fueron detenidos el martes por la mañana. Francisco Javier, con raíces familiares en A Senra (Piñor), donde fue enterrado el cuerpo de la víctima, cayó en Ourense. Con antecedentes por robos, ya se encontraba en libertad actualmente pero todavía llevaba una pulsera telemática de control. A Óscar, con causas de estafas, le comunicaron el arresto en el propio centro penitenciario, al que había regresado tras ser localizado después de incumplir un permiso. La Policía Judicial de la Guardia Civil, que según fuentes del caso hizo un trabajo "magnífico y brillante", hizo registros durante dos jornadas en una granja próxima a Bouzas (Maside) de la que Francisco es arrendatario. Se usó un georradar para afinar la búsqueda y otros medios técnicos con apoyo del Ejército y numerosos efectivos.

Fue supuestamente Óscar el que colaboró en el descubrimiento del cadáver. La comitiva policial y judicial acudió ayer a media mañana a una finca de Senra, en el concello ourensano de Piñor, lugar natal de la madre de Francisco Javier, donde este es visto por los vecinos como una persona problemática y relacionada con los robos. Iglesias Espiño había estado en alguna ocasión durante sus permisos.

Allí, en mitad de un monte de difícil acceso y vedado para la caza, alejado de poblaciones y en un terreno por el que corre un regato, se encontró una fosa en la que fue enterrado el triple asesino. La identificación definitiva, con el cuerpo en estado de descomposición, se hace con muestras de ADN. La autopsia estudia las causas exactas y la mecánica criminal. En principio se apunta a que la víctima murió a consecuencia de golpes. El cuerpo presentaba signos de violencia. Se investiga si fue acometido con algún objeto contundente o un artilugio para matar cerdos, una hipótesis aún que debe resolver el forense.

El juzgado mantuvo el secreto hasta el paso a disposición de los detenidos, ayer por la tarde. La principal hipótesis que se barajaba este jueves es que el móvil del crimen fuera el dinero. Según la investigación, los amigos del triple asesino presuntamente se apoderaron de sus tarjetas y usaron su contraseña para retirar diversas cantidades en cajeros, por lo que habría grabaciones de las cámaras de seguridad que los incriminan en este delito. Los agentes hicieron seguimientos físicos, analizaron repetidores y examinaron teléfonos. La causa acumula tres tomos.

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