Los alumnos del IES Celso Emilio Ferreiro de Celanova gestionan su propia estación meteorológica en el claustro del centro, ubicado en el monasterio de San Salvador, fundado por San Rosendo. El equipo es artesanal pero tan fiable como el que Meteogalicia tiene a cinco kilómetros, en A Gandarela. La versión escolar se llama Meteoescola y lleva varios años haciendo un riguroso seguimiento del clima en Celanova.

En la otra punta de la provincia, en Vilamartín de Valdeorras, el CEIP Xosé Manuel Folla Respino tiene montada una granja en el aula de Infantil en la que los más pequeños crían pollos y gusanos de seda. De lo aprendido dan lecciones a sus compañeros mayores, alumnos de Primaria.

Ambos proyectos son experiencias innovadoras que han sido reconocidas con sendos accésit en la última edición de los premios del Plan Proxecta que promueve la Consellería de Educación. La iniciativa, que cada año visibiliza el trabajo de diez centros educativos de Galicia, tiene por objetivo fomentar la innovación en los centros educativos a través de programas dirigidos a mejorar la calidad de la enseñanza. Lo que trata de potenciar este plan es la motivación y el trabajo activo, cooperativo y en red del alumnado y el profesorado implicado. Criterios que cumplen ambas propuestas ourensanas.

La Meteoescola implica a alumnos de primero, segundo y tercero de ESO que trabajan en equipo recogiendo datos en la estación que después registran y envían a Meteogalicia. También elaboran gráficas y climogramas, entrevistan a familiares y vecinos para recopilar refranes y canciones sobre el tiempo, fotografían la lluvia y la niebla, realizan vídeos, comparten sus impresiones en el blog Escarabanar y hasta rapean la Cantiga pra durmir a un neno en la que Celso Emilio Ferreiro habla del viento: "Celanova ten un vento, Celanova un vento ten, un vento peleriñante, un vento que vai e ven".

Todo ello, señala el director del IES, Adrián Fernández García, para llevar a la práctica contenidos sobre el clima o los datos estadísticos obligatorios en materias como Biología o Ciencias Sociales.

En su introducción al trabajo meteorológico, estos alumnos han protagonizado sus propios hitos. El 10 de diciembre de 2017 registraron los 59,5 litros de agua por metro cuadrado que la ciclogénesis Ana dejó a su paso por Celanova, un dato completamente atípico en el histórico de precipitaciones de la villa. Un mes más tarde, el 19 de enero, los alumnos anotaron la mínima más baja de la serie recogida por esta estación, -5 grados, tras una helada que cubrió de blanco la villa de San Rosendo.

También constataron, muy a su pesar, que no era niebla sino humo de los incendios, la densa nube con la que amanecieron el 16 de octubre del pasado año tras un fin de semana negro para Galicia. Su repercusión en la calidad del aire "é evidente", registraron, "acumulación de partículas excesiva que dificulta a respiración e reseca o aire". El alumnado se comprometía a no permanecer indiferente ante una lacra en la que, "a man do ser humanos repercute, neste caso negativamente, no clima".

Los resultados del análisis de los datos recogidos y la interpretación de los climogramas están recogidos en varios paneles que los alumnos expusieron a final del pasado curso en el claustro. Como curiosidad, por ejemplo, observaron que en Celanova tampoco llueve tanto como parece. El director señala que todos los alumnos que pasan por este proyecto quieren continuar y que la mención especial en los premios del Plan Proxecta les anima todavía más.

Así, el centro ha presentado este curso dos solicitudes más para participar en el programa de innovación con sendos programas educativos centrados en los hábitos saludables y el consumo responsable.

Contra el maltrato animal

Por su parte, el CEIP Xosé Manuel Folla Respino de Vilamartín de Valdeorras recibe con este accésit un reconocimiento a la implicación y el esfuerzo de los más pequeños del cole. El aula de Infantil se ha convertido desde hace dos cursos en una granja en la que tanto se incuban huevos como se crían gusanos de seda. La profesora Paula Arias Rodríguez explica que todo el centro, con 19 alumnos en Primaria y 10 en Infantil este curso, está involucrado en el Plan Proxecta, si bien el trabajo más estrecho se realiza con los pequeños.

Todo partió de la preocupación que los niños mostraban ante casos reales de maltrato animal. Tirando del cuento del pollo Pepe, explica la docente, nació el proyecto "Protexe aos animais" en el que los más pequeños incubaron huevos durante 21 días y asistieron al nacimiento de los pollitos que después se llevaron a casa. También crían gusanos de seda y han convertido a los animales en el eje de todas sus actividades, desde el Entroido a las excursiones: "Es un proyecto globalizado e interdisciplinar que potencia la sensibilidad y el respeto hacia los animales", explica la profesora.

Siguen pendientes de las noticias sobre maltrato animal pero hace poco recibieron una buena nueva que celebró todo el colegio. El perro Trosky de la protectora Peludines que les visitó el pasado curso ha sido adoptado.