El centro penitenciario de Pereiro de Aguiar celebró ayer el día de su patrona, la virgen de la Merced, destacando el trabajo que realizan instituciones y asociaciones que trabajan en equipo por la reeducación y la reinserción social de los reclusos, pero también reconociendo la eficiencia de sus trabajadores. El acto institucional estuvo precedido por una misa oficiada por el obispo Leonardo Lemos, y se celebró en el salón de actos del centro (sin presencia de reclusos) con la asistencia de autoridades políticas y miembros de la judicatura, además de trabajadores del centro.

Este año, parte del protagonismo recayó en el grupo de funcionarios que actuó de forma "decidida y eficaz" ante un intento de fuga ocurrido el 28 de agosto de 2017 y que fue calificado como "incidente regimental de especial gravedad".

Aquella noche uno de los funcionarios escuchó ruidos sospechosos en una celda y activó las alertas. El personal descubrió que el interno, que se encontraba solo en su habitación, trabajaba en la apertura de una vía de escape. Era la "fase inicial" de lo que podría haber acabado en un intento de fuga. El hecho provocó un expediente disciplinario y el traslado del recluso a otro centro.

En reconocimiento a su profesionalidad en la resolución de este episodio, la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias ha concedido sendas Medallas de Bronce a los funcionarios Manuel Doval y Salvador Rodríguez, así como las menciones honoríficas a Francisco Javier Rodríguez y Álvaro Vila.

En este caso, el incidente se redujo a un amago que, según fuentes del centro, estaba condenado al fracaso. De hecho, además de dos muros y vigilancia permanente, la prisión dispone de medidas de máxima seguridad. No obstante, todavía está muy presente la reciente huida de Fernando Iglesias Espiño, el preso que no regresó el pasado 13 de agosto de uno de los numerosos permisos de los que disfrutaba por haber obtenido el régimen abierto, tras cumplir 22 de los 25 años de condena.

A este incidente se refirió en su discurso el director accidental de la prisión (el director Luis González Crego se encuentra de baja médica), José Manuel Vázquez López, que explicó que el disfrute de permisos de salida está regulado por el ordenamiento jurídico y su aplicación es competencia de la Junta de Tratamiento.

En este sentido, recalcó que decisiones como las que permitieron que Fernando Iglesias, condenado por matar a su mujer y sus dos hijos de 12 y 18 años en 1996 en Gran Canaria, se toman en base a un "conocimiento exhaustivo y multiprofesional, teniendo en cuenta unas variables de riesgo científicamente testadas", que posteriormente refrenda y aprueba un órgano judicial.

Todos estos filtros y controles, puntualizó Vázquez López, "minimizan los fracasos". Como ejemplo, indicó que de los 638 permisos de fin de semana disfrutados en lo que va de año en el centro de Pereiro de Aguiar, el único "no reingreso" fue el de Iglesias Espiño, sobre cuyo paradero nada se sabe todavía.

Consciente del "posible riesgo y potencial peligro" que acarrean hechos de este tipo, el director accidental indicó que, en este caso concreto, se aplicaron "exhaustivamente y con rigurosidad los protocolos y controles establecidos", por lo que el incidente, indicó, "hay que encuadrarlo en la imprevisibilidad de la conducta humana".

Más medallas

Asimismo, también fue reconocido con la Medalla de Bronce al mérito penitenciario "la dedicación, esfuerzo y profesionalidad" de los funcionarios Ricardo Marcos y José Marcial Santos como verificadores del cumplimiento de las penas y medidas alternativas.

Además, José Antonio Cid, Faustino Fontenla, Benito Laborda, Benito Paz, Manuel Rodríguez y María del Mar Rodríguez recibieron una mención honorífica por haber cumplido este año 25 años de servicio.