La Voda da Pita de As Eiroás representa el enlace entre dos viudos, Antonio Guimarey y Gumersinda de Benavides, mal llamada 'Pita', pero también el desenlace de un calendario festivo que los vecinos recuperaron en 1999 y que está basado en un acontecimiento que se remonta a la década de los 50 del siglo pasado. Los dos contrayentes se niegan a invitar al pueblo a un banquete como dicen que "mandaba la situación" y esto desencadena una escandalosa bronca de la que nació la conocida como Festa da Pita, vinculada al carnaval.

Se celebró de forma continuada durante dos décadas pero después se perdió y no fue hasta 1999 que los vecinos la recuperaron introduciendo como novedad una figura típica, la 'pita', vestida de traje negro, plumas y cintas de colores, que hace sonar chocas y cascabeles y lanza a su paso huevos llenos de semillas.

La boda se celebra el martes de carnaval al mediodía y es una pieza de teatro realizada y protagonizada por los propios vecinos. Este año, el cura llegó tarde a la boda y se empeñó más de la cuenta en no casar a los viudos que, como se sabe, acuden al altar tras haber pasado por el "palleiro do Sisto", cuestión inaceptable para la iglesia. En medio de la confusión generada por la negativa rotunda a continuar con la boda, irrumpió en la ceremonia Donald Trump buscando ideas para construir el muro con México. Tras consultar a gallegos "especialistas en lindes e valados", el norteamericano, portador de un sacho, anunció que ya no construirá dicho muro, sino que pondrá "un marco". En Canadá, en cambio, colocará "somieres oxidados". Otra idea que se lleva de Galicia es "montar un cortello de conejos en la Casablanca con tejado de uralita, oh yeah".

La situación se complicó cuando Trump fue informado por el novio de que el cura se negaba a oficiar la boda. Sin más llamó al Pentágono y ordenó que todos los misiles apuntasen a As Eiroás, "objetivo: acabar con el cura". El párroco, erre que erre con el "no es no" hasta que por fin, y mediando un buen cocido y unas filloas, cambió de parecer. El ataque ya estaba en marcha pero el americano lo desactivó en el último segundo.

Continuó la boda pero los vecinos se rebelaron cuando los novios se negaron a pagar el convite. Tuvo que intervenir el sargento Ramírez, andaluz de pura cepa, que se enfrenta al pueblo y acaba enamorando a la monja descocada que acompaña al cura. La entrada de las 'pitas', que protagonizan un divertido 'mannequin challenge' en plena bronca con el guardia pone fin a la tensión.

A la boda siguió la comida y la fiesta continuó todo el día con baile de disfraces y la quema del meco a las 21.00 horas.