El sentimiento de los vecinos de Arnuide (324 habitantes, en el concello de Vilar de Barrio) es unánime: "Tuvo que pasarle algo por la cabeza que no se puede explicar. Lo cuidaba, lo tenía bien atendido y le quería por la vida", dicen sobre el parricida y el trato que dispensaba a su progenitor, a su víctima. Francisco Feijóo se ocupaba de su padre Elías, con la ayuda de su pareja y una asistente, 6 meses al año, hasta que el verano repuntaba la actividad en el hostal restaurante, como en el propio santuario. Su hermana se hacía cargo entonces en su casa de Aldea de Arriba, el barrio de Arnuide donde también está la vivienda originaria del octogenario, donde reside un hijo del parricida, que trabajaba con él. Nadie se explica los hechos, nadie recuerda nada extraño. "Paco era una persona estupenda, muy sociable y agradable. El pueblo está muy dolido; nadie se esperaba esto", lamentaban ayer los vecinos, algunos emparentados con el hostelero.

"Siempre pensó en la gente del pueblo para dar trabajo en el hostal, se relacionaba con la gente, venía a los bares y siempre lo veías en los entierros", recordaban en la localidad. Tampoco habían oído nada sobre supuestos problemas económicos. El autor de los hechos, separado y con una nueva pareja desde hace varios años, iba ser abuelo en mayo, por parte de hijo.