Desde que las aguas del embalse comenzaron a bajar hace unos días, a causa de escaso caudal que lleva el Limia, y empezaron a salir a la superficie los esqueletos de Aceredo, son muchos los visitantes, bien vecinos de la zona como del norte luso que se acercan, sobre todo los fines de semana para comprobar cómo era un pueblo que los más jóvenes nunca han llegado a pisar.

"No hay el nivel de visitantes de 2012, pero sí es cierto que está convirtiendo en un reclamo, y hace unos días el regidor de Terras de Bouro, en Portugal me enviaba unas postales y me contaba que en el país vecino, le han sacado rentabilidad a esta periódica salida a la luz de los restos de pueblos inundados, e incluso hacen rutas turísticas, para conocer el pasado de la zona", indica la alcaldesa. De momento en Lobios y Entrimo los expropiados siguen en sus nuevas casas. Las indemnizaciones al menos le permitieron una vivienda digna.