Carlos S. G. I. era un cliente asiduo del supermercado en el que el miércoles a las 14 horas sembró el caos. Los trabajadores lo conocían. Según sus testimonios a pie de calle tras el suceso, el joven podía entrar hasta 4 y 5 veces en un mismo día, comprando en cada ocasión por unidades -una fruta, una hortaliza, un bollo-. Lo veían "desde el inicio del curso" y nunca se había manifestado de forma violenta.

El joven, nacido en Bilbao hace 35 años, reside desde hace unos 3 meses en el domicilio de su padre, ubicado en la misma urbanización donde se encuentra el súper. Antes cursó estudios en el extranjero -Francia y Suiza, al parecer- con un programa Erasmus. Su madre también reside en Ourense pero los progenitores están separados. Son una familia conocida en la ciudad pero según los testimonios expresados ayer por varios vecinos de la zona el joven pasaba desapercibido. En tres de los edificios del entorno del súper los residentes consultados afirmaron no conocerlo. En el estanco tampoco tenían referencias del joven. A uno de los bares de la Avenida de Otero Pedrayo acudía todos los días por las mañanas. "Nunca le notamos nada raro".

Interrogados todos los testigos

Los trabajadores del turno de mañana, los clientes, el policía local que instó a deponer su actitud al tirador... Todos los testigos clave fueron interrogados por los investigadores de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la comisaría provincial. Minutos después de la detención los agentes comunicaron los hechos al progenitor, que se encontraba en el domicilio. El detenido utilizó su escopeta de caza, de la que el progenitor tenía licencia. No se había enterado de lo sucedido, según fuentes de la investigación.