El tobogán instalado hace casi tres décadas en la playa de Samil tiene los días contados. El alcalde anunció ayer, a preguntas de los medios, que será retirado próximamente por el Concello por carecer de autorización administrativa y "no cumplir las medidas de seguridad" para estar en funcionamiento. El Ayuntamiento desmontará la atracción pero cargará el coste de la obra a los propietarios.

"Les ordenamos que lo hiciesen ellos y no lo hicieron, así que actuaremos nosotros y les pasaremos la factura", expuso Caballero. La actividad del tobogán fue paralizada en agosto del año pasado tras revisarse la instalación. Los técnicos habían detectado que operaba sin permiso y no había sido supervisada la seguridad a lo largo de los últimos años. La empresa recurrió en el Juzgado de lo Contencioso, que confirmó la medida adoptada por la Gerencia de Urbanismo.

El Concello ordenó posteriormente retirar la atracción y liberar todo el espacio incluida la piscina, unos 200 metros cuadrados, a fin de recuperar plenamente la posesión de la superficie para el uso público. Según los informes municipales el Concello concedió permiso para ocupar 25 m2 durante dos años tras el montaje en 1986 pero la autorización no se consolidó después ni hubo concesión alguna. Las alegaciones de la propiedad fueron desestimadas y en enero se ratificó la orden de desmontaje. Ante la negativa lo ejecutará la Administración.