Feijóo llegó pasadas las nueve de la noche a la sede del PPdeG para analizar el resultado con parte de su comité directivo, como Paula Prado, y de sus colaboradores más cercanos, como el conselleiro Francisco Conde, mientras la prensa seguía el recuento desde la sala de un hotel cercano, sin acceso a las dependencias de la formación.

El contraste con el júbilo vivido cuatro años antes, cuando en 2011 el PP logró unos de los mejores resultados de su historia, resultaba notorio, incluso en el gesto de un Feijóo, visiblemente tenso. Las caras del staff del PP también reflejaba el golpe recibido, que abre un flanco para la oposición de cara a las autonómicas de 2016, a pesar de que el PP continúa siendo el más votado de Galicia.

Solo Alfonso Rueda, vicepresidente de la Xunta y número 2 del partido, y el portavoz parlamentario, Pedro Puy, acompañaron a Feijóo en el estrado. La presencia de militantes y cargos era prácticamente nula, repartidos entre las sedes locales.

El comité de dirección del PP estatal analiza hoy los resultados, pero la cúpula gallega todavía no tiene fijada reunión para proceder a ese estudio, pues mañana y pasado se celebra pleno en la Cámara gallega.