El arraigo de esta Virgen en la comarca es tal que el gran poeta celanovés Curros Enríquez le dedicaba en 1880 un poema narrativo de más de 1.000 versos, relatando la leyenda que el propio autor recogió de boca del pueblo. Esta composición se incluye en una de sus obras más destacadas, "Aires da miña terra".

En ella se narra la historia de dos amantes, Rosa y Martiño situada en 1630. Después de que la dignidad de la mujer fuese puesta en tela de juicio por un tercer personaje, Xan de Ventraces, la Virgen se le aparece a la muchacha en sueños para reconfortarla. Al día siguiente cae del cielo, junto a un rayo, un cristal con la imagen de la Virgen dentro, como prueba de la pureza de Rosa. Martiño la encuentra pero no lo toma como tal por lo que la joven decide ordenarse monja. El muchacho una vez comprobado el milagro morirá de frío al pie del convento de su amada.