"Lo sufrimos como lo sufre hoy en día cualquier mecánico de taller o un médico en su consulta privada. Nosotros también escuchamos eso del ´ya le pagaré´; en definitiva somos un reflejo de lo que está pasando en la sociedad". El decano de los abogados de Ourense, Arturo González, reconoce sin vacilar el incremento de los impagos a letrados y la negativa incidencia de los clientes morosos en la actividad de muchos profesionales: "Hay compañeros que lo están pasando muy mal y muchos que se puede decir que sobreviven". Las minutas sin cobrar son otro indicador de una crisis de múltiples aristas que también se cuela en los bufetes. "Es cierto que tenemos trabajo, el problema es cobrar", ilustra el letrado Iago Fariñas.

Los abogados, profesionales liberales, pueden establecer sus tarifas de forma independiente pero la morosidad ha propiciado, indican desde tres despachos de la ciudad, que cada vez más se pacten a la baja los honorarios por un determinado servicio. "La crisis no nos es inmune y nos está afectando como a cualquier ciudadano. Es habitual que los clientes soliciten pagar a plazos, que se rebajen los honorarios de forma sustancial o llegar a acuerdos puntuales en los que se rebajan las pretensiones por ambas partes. Si algo ha conseguido esta crisis es que ha generado una cultura de mediación, de llegar a acuerdos", completa González.

Otros compañeros amplían sus funciones y se ponen a investigar. Un abogado de lo Penal que pide el anonimato asegura que realiza "estudios previos" de los clientes interesados para curarse en salud. Además, se conforma con aceptar cobros a plazos prolongados y de cantidades pequeñas, con tal de cobrar.

El Colegio aconseja encarecidamente a los profesionales que blinden la relación con su defendido mediante un documento que, a la postre, tendrá valor de contrato. El compromiso de pago de palabras es papel mojado. La hoja de encargo de servicios establece la asistencia que se va a prestar y recoge a los honorarios consensuados.

Los abogados y procuradores pueden recurrir a la justicia reclamando a sus morosos a través de la jura de cuentas, una vía más rápida que para el resto de ciudadanos acreedores. Solo exige que la minuta sin cobrar se deba a un asunto judicial registrado. Si el moroso demandado se opone aun con todo a pagar, el juez resuelve.

En un contexto económico precario, algunos letrados prefieren renunciar a pequeñas cantidades antes de "perder tiempo estando detrás del cliente para nada", manifiesta Fariñas. En su caso, sufre hasta casos próximos: "Hace dos o tres años que una vecina me debe 500 euros por un tema de una custodia". Se resigna también recordando el caso de un cliente que le adeuda una minuta de 100 euros y pide pagar a plazos después de conseguirle una absolución.

Los letrados lidian además con los morosos con los que no contaban, caso de usuarios que solicitaron asistencia jurídica gratuita pero la Xunta les deniega la prestación. Unos 800 defendidos al año en Ourense ven rechazada su solicitud de abogado de oficio. En otra lectura, el decano expresa su incompresión por los impagos a profesionales cuando los morosos podrían recurrir a la asistencia gratuita de la que disfrutan más de 4.000 personas al año.