"Antes de irte págame", le escribe de su puño y letra un vecino de Verín al ministro de Fomento en funciones, José Blanco. Como él, otros 200 afectados por las expropiaciones de la autovía A-76 que conecta esta villa con la frontera portuguesa han redactado con su caligrafía de escuela unitaria cartas en las que le reclaman que abone la parte que les corresponde de los 2,8 millones de euros que el Gobierno central todavía no les ha pagado.

La deuda tiene casi cinco años de edad, tiempo en el que se realizaron las obras de la autovía y se inauguró la carretera. El propio José Blanco cortó la cinta en junio del año pasado en compañía de su homólogo luso simbolizando así la unión galego-portuguesa. Fuera de foco estaban los propietarios de las 400 fincas expropiadas que aun no habían cobrado.

17 meses después, y a escasos días de que José Blanco traspase la cartera de Fomento a su sucesor del PP, al ministro en funciones empiezan a lloverle insistentes llamadas de urgencia y en breve recibirá el paquete con las 200 cartas.

En ellas, una vecina le pide que le paguen "con la mayor urgencia posible" el importe de la propiedad que le expropiaron "hace ya un tiempo excesivo". Con letra poco practicada y plagada de faltas de ortografía, los vecinos de los pueblos de Tamagos, Mourazos, Tamaguelos, Mandín y Feces de Abaixo olvidan que el ministro al que dirigen sus escritos es gallego como ellos y cambian su registro al castellano: "Estamos esperando desde hace cinco años, yo creo que ya está bien de cachondeo", escribe uno. Otro, agobiado por no tener "eido" en el que sembrar patatas y tomates le grita en grandes mayúsculas "quiero mi dinero, págame pufista".

Pero al final, casi todos muestran amabilidad en su intento de dialogar con la administración. Una señora que necesita "urgentemente" el dinero, exige que se lo "reembolsen ya" y recrimina al ministro para que "nos devuelva lo nuestro, no pedimos ni más ni menos". A pesar de la bronca, la mujer finaliza con un protocolario "ruego tenga en consideración nuestra petición".

Es la campaña de asedio que han puesto en marcha los vecinos afectados al comprobar que todas las medidas previas no han funcionado. Ni los reiterados escritos, ni una concentración frente a la Subdelegación del Gobierno en Ourense, ni la protesta en el Concello de Verín. Al otro lado del teléfono solo hay funcionarios que dicen no saber nada y que se comprometen a pasar el recado. Pero del dinero, ni rastro.

El silencio administrativo y la impotencia agravan la desesperación de un colectivo formado mayoritariamente por personas de edad avanzada que ya no tienen tierras para cultivar verduras para venta y autoconsumo y que "lo han perdido todo", según una de las portavoces, Concepción Paradela.

Como última medida de presión antes de que José Blanco abandone el ministerio, los vecinos se han propuesto agotar la paciencia de su equipo con llamadas al propio ministro en funciones y al director general de carreteras, José María Pertierra de la Uz, como máximos responsables de su situación; así como a otras tres oficinas vinculadas. "Yo llamo hasta diez veces al día a cada uno y ya me conocen", dice una de las afectadas que asegura llevar 27 días intentando hablar con De la Uz. "Me consta que otros vecinos hacen lo mismo", asegura.

Los afectados no pierden la esperanza de cobrar algún día pero ya no confían en la administración pública con la que llevan cinco años lidiando. "Nos callaron con un compromiso falso hace un año y medio porque amenazamos con reventar el acto de apertura de la autovía. Pero hasta hoy, y ya estamos hartos". Tanto que ya están pensando en contratar un autobús para desplazarse a Madrid para exigir que alguien en Fomento les dé una respuesta a por qué no les pagan. Si no consiguen nada, lo siguiente será cortar la autovía".