En este mi pueblo de Negreira, en donde algún que otro entendido o culto, -que de ambos hay y en abundancia- sigue considerando una bendición al Tambre, padre de tanta humedad y reuma y aún lo consideran su novia poéticamente, sucede y pasa que, a veces, no es todo oro lo que reluce.

Si un domingo se acerca a este pueblo tiene toda la mañana abierta el comercio con un mercado pequeño pero coqueto en el que hay casi de todo y al que acuden gentes de toda la comarca para hacer la compra de toda la semana como antaño. Recuerdos son de aquellas otras ferias comarcales de tiempo inmemorial según consta en las ferias llamadas del Cotón.

Si se acerca a un bar de los tantos que hay y proliferan en esta Villa es muy posible que en su mayoría les den acompañándola con la consumición una tapa de callos.

En su mayoría se llaman o se debieran llamar y así suelen darle su nombre en otras muchas latitudes; garbanzos. Un hombre es un hombre y un gato es un bicho. Bares hay e incluso restaurantes que suelen dar ese acompañamiento con la cerveza, vino o bebida que se pida. Nunca con el café, por supuesto. En alguno, en lugar de las galletitas multinacionales ponen dos grandes churros caseros que se agradecen por salir del anonimato y de estomago agradecido.

Pero si usted, tanto extranjero, turista o visitador ocasional acude algún domingo a esta Villa de Negreira pregunte al auténtico vecino por el restaurante en donde los callos alcanzan su excelsa categoría. Allí, donde una señora dejó su receta que aún hoy sigue elaborándola su concuñada y donde muchos vecinos acuden con su olla en cantidad a proveerse de tan suculento manjar para comida tan festiva.

Si uno acierta en el sitio adecuado no le sobrarán ganas de repetir. Es lo que hacen desde hace mucho tiempo mucha gente y es posible que si no los encarga con tiempo suficiente, quedarán tristes por no servirles y ustedes por no degustarlos. Preguntando se llega a Roma. En Negreira pregunte primero y luego catándolos, -saboree y paladee- distinguiendo los callos de los garbanzos.

Que de un tiempo a esta parte de todo hay y mucho demasiado en este mi pueblo que se suele magnificar y poner por las nubes. Igualito que en política; compare y saboree.