Opinión | Crónica Política

Lo de siempre

El análisis de los resultados en las elecciones europeas podría hacerse de forma resumida con una sola frase: “ganaron todos”. O sea, lo de siempre, que, traducido, consiste en que aritméticamente venció el PP por tener más votos que nadie; el PSOE, también, ya que en escaños se mantuvo muy cerca de lo que tenía; VOX porque con menos apoyos dobló sus diputados; Sumar, Podemos y los partidos catalanes, al igual que el Bloque, tienen escaño a tiempo completo, y, en fin, incluso hubo fiesta para el partido heterodoxo de Alvise Pérez ,un pintoresco ciudadano que emula a otro, Ruiz-Mateos, a la hora de dar sorpresas.

Lo de la victoria “universal” se ve más clara en Galicia. Aquí los populares arrasaron –con más votos que nacionalistas y socialistas juntos–, y la única novedad fue el trueque en los puestos: el BNG pasa a tercero y el PSdeG a segundo. La anécdota es que el señor Alvise logró más votos gallegos que el partido de la ferrolana Yolanda Díaz, que paradójicamente tiene nombre de ir a más, pero en la práctica es a menos. Casi todo entra en el apartado de lo habitual y, sin embargo, la noticia real pasa casi desapercibida, porque más de la mitad del censo se quedó en casa. Significativo.

Quizá más que significativo mejor sería decir “preocupante”. Porque ese porcentaje de abstención significa como mínimo desinterés y, en todo caso, es el resultado de la pésima estrategia de los partidos. Por la derecha, porque se olvidó casi por completo de Europa, y, por la izquierda, a causa del monólogo que sobre la “máquina de fango” se inventó don Pedro Sánchez y repiten como loros sus seguidores. Además, contra la evidencia de que el supuesto lodo lo utilizan desde el conjunto de fuerzas parlamentarias, sin que ninguna aparente sentir vergüenza.

Con los datos sobre la mesa da la impresión de que también aquí pasó lo de siempre. Es decir, que fueron a las urnas los habituales, creyentes o simples militantes de los diferentes partidos. El más hábil fue el PSOE, que evitó una derrota mayor atrayendo al electorado de Yolanda Díaz y de Irene Montero. El PP, en cambio no fue capaz de arrastrar el voto de su rival VOX, aunque los de Abascal tuvieron menos apoyos y más escaños. Son los efectos de un sistema electoral, el español, no homologado con el de la UE, a pesar de los intentos reiterados y recomendados por Bruselas.

En síntesis, pues, lo de siempre o casi. Claro que, ya puestos a resaltar lo más o menos destacado o extraño –desde la opinión personal–, procede destacar que Galicia, contra las leyendas, está en el pelotón de cabeza de la participación. La media de afluencia en la comunidad superó el 50 por ciento, lo que no es mucho, pero sirve para llevarse una simbólica medalla de bronce. Eso sí que no es lo de siempre, pero algo de novedad tendrían que aportar unas elecciones sea cual fuere su ámbito. Ojalá que haga hábito.

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