Opinión | Crónica Política

La explicación

Uno de los datos que comparten las fuerzas políticas que gobiernan, o han gobernado alguna vez, es el de la ausencia de la didáctica en el ejercicio de sus funciones. Expuesto en román paladino, explicar a las gentes del común y a todas las demás los motivos reales de que digan lo que dicen o de que callen lo que callan. Y eso, desde una opinión personal, significa que casi siempre se busca un efecto completo ocultando sus causas, como aparenta el caso de la factoría Altri, cuya ubicación en Palas de Rei fue anunciada a bombo y platillo hace algunos meses por el ya expresidente de la Xunta señor Feijóo. En una de sus últimas declaraciones, antes de marchar a Madrid para ocupar la presidencia estatal del PP.

En el anuncio por parte del Ejecutivo autonómico se hablaba de una factoría para la producción de fibra vegetal y la posibilidad de crear más de un millar de puestos de trabajo directos o indirectos. En ningún momento se aludió, y por supuesto no se concretó la posibilidad de la producción de celulosa, “detalle” que se conoció bastante después cuando corrió la voz de que organizaciones ecologistas serias denunciaban la posibilidad de una contaminación extensa –incluido el rio Ulla– y por tanto dañina para una amplia zona del Antiguo Reino. Lo extraño fue que la Xunta aparentó ignorar ese riesgo, lo que solo se explica o por ignorancia del informe oficial correspondiente o, peor aún, porque no se realizara ningún estudio o se ocultase otro.

En todo caso, y a falta de explicaciones lo suficientemente transparentes, el lío ya estaba en marcha. Y es que, en ocasiones como esta, Galicia parece olvidar su propia historia. Y no solo la antigua sino la más reciente: la comarca y ciudad de Pontevedra fue protagonista durante tres cuartos de siglo de una polémica que aún no ha cesado y mantiene divididas a las opiniones pública y publicada. Se refiere, ese dato, a la instalación en la parroquia de Lourizán de una factoría para la producción de celulosas. Y que hoy, bajo la sombrilla legislativa de la UE aporta mucho más beneficio que cuando se fundó, por más que muchos sigan sin querer aceptarlo.

Sea como fuere, procede una reflexión. En síntesis se refiere a la necesidad que esta comunidad tiene de incrementar su músculo industrial, en especial una provincia que como la de Lugo se ve amenazada por el vaciado poblacional que también amenaza a Ourense. Es evidente que ese argumento no justificaría daños a la ecología gallega, pero también lo es que funcionan aquí, de vez en cuando sin excesiva razón, grupos medioambientalistas que ocultan su verdadera intención en la protesta. Y que no es otra que una política de primitivismo radical y/o de feroz antisistema. Habrá que meditar cuales son los motivos de un rechazo tan importante como el que hace unos días se vivió en la comarca del Ulla.

De necesitar moraleja, este asunto –como el de las eólicas– podría resumirse en que el problema necesita al menos dos cosas para resolverse: explicaciones y transparencia. Será el único modo de encontrar la compatibilidad que Galicia necesita para defender su medio ambiente natural a la vez que refuerza sus posibilidades energéticas o, como en este caso, forestales o pesqueras. Claro que habrá que habilitar, por todos, generosidad bastante para que sea el país y no una de sus partes el que obtenga el fruto adecuado.

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