Opinión | Crónica política

La credibilidad

Un dato, tienen razón, al menos desde la óptica personal de quien escribe, los que aseguran que el señor ministro de Transportes actúa como actúa por conveniencia del Gobierno al que pertenece. O, para ser más exactos, como le conviene a su presidente Sánchez, porque de ese modo contribuye, creando escándalos nuevos, a olvidar los que promueve Moncloa o al menos a situar estos en un segundo plano. Con cierto éxito, dicho sea de paso, para los intereses del equipo que ejerce actualmente la gobernanza. Lo peor es que puede dañar, y daña, otros de menor valor que lo político pero de mucho mayor en lo social.

La insensatez de esa táctica y de sus daños colaterales se resume en las denuncias que un sector tan importante para Galicia como el pesquero, acaba de plantear. Tal y como informó este periódico la flota que faena en aguas del Atlántico sur, teme y con razón que la situación de tensión creada por el señor Puente tras sus declaraciones despectivas para con el presidente de la República Argentina empeore las ya difíciles relaciones entre los armadores gallegos y el gobierno de Buenos Aires. Con el que se negocia ya una prórroga de las cuotas adjudicadas a los buques con bandera española.

La zafia oratoria del señor ministro no es la mejor tarjeta de visita para quienes han de ocupar una parte del diálogo pesquero con el presidente Milei, alguien que no es precisamente un moderado en el oficio político. Y, previsiblemente, lo será todavía menos cuando sea necesario poner sobre la mesa las condiciones de un acuerdo para que la flota pueda seguir faenando como hasta ahora en el entorno de las islas Malvinas. Especialmente cuando el mandatario iberoamericano ya ha demostrado que exigirá para renovar los acuerdos bastante más de lo que hasta ahora ha conseguido su país.

Pero eso no es bastante. FARO DE VIGO acaba de publicar la noticia de que Transportes que negó una autovía entre Pontevedra y Ourense, acaba de aprobar otra en Alicante, con un coste de cuatrocientos millones de euros y solo para aliviar el tráfico de una autopista libre de peaje. Sorprende, en cierto modo, que otra vez se repita la aparente preferencia de este Gobierno –y de todos los anteriores– por fortalecer todo lo que reclama levante y el ministro actual se escaquea cuando le preguntan los motivos de una elección inaceptable para el poniente.

Y más cuando el ministerio sigue sin dar ni datos concretos acerca de los proyectos –de momento “fantasmas”– del Corredor Atlántico, la conexión de AVE Vigo-Oporto y algunos otros proyectos estratégicos, indispensables para Galicia. Eso sí, el señor Puente es un experto en decir hoy lo contrario de lo que hace mañana sobre todo a lo que en este antiguo reino se refiere. Las consecuencias de esta actitud conducen al escepticismo a todo un país como el gallego, que poco a poco va perdiendo la confianza en algunos políticos que, a menudo, manejan la información no tanto en beneficio de los contribuyentes sino en el propio. Lo más duro es que siempre pagan los mismos las consecuencias negativas.