Opinión | DESDE MI ATALAYA

Aniversario de la donación del Coto de Marín

El próximo domingo día 21, se cumplen novecientos doce años, de la donación por la reina Doña Urraca del “coto de realengo de Marín,” al caballero Diego Arias de Deza, realizado en Santiago de Compostela el 21 de abril de 1112, como reconocimiento a su lealtad y apoyo. Así aparece muestra Villa en la historia de Galicia. Por eso es un día muy señalado y crucial para nuestra historia, que todo marinense debería conocer. Y para ello, vamos a recurrir, una vez más, a la historia de Marín, legado de incalculable valor que nos dejó escrita en su libro “Pequeña Historia de Marín, nuestro querido historiador José Torres Martínez. Porque este día marca inevitablemente, todo nuestro andar desde hace más de nueve siglos.

Y, este hecho lo encontramos en el capítulo XI, titulado “Los Tiempos de Doña Urraca”, en su punto 10, que el profesor José Torres, titula: “El Premio a la lealtad”, y dice: “Después de la batalla de Viadangos, en la que los gallegos fueron derrotados por las tropas aragonesas, la situación crítica en que se encontraba la reina doña Urraca, le hace plantear un viaje a Galicia, alentando los mejores propósitos de reconciliación. Pues, ultrajada por su esposo, que la había encerrado en la prisión de Castelar y viendo ocupadas sus tierras de Castilla por numerosas tropas de aventureros del rey don Alfonso, no vio otra posibilidad para salir del apuro que hacer un viaje a Santiago para recabar el auxilio de la nobleza gallega con la que pensaba rechazar a los invasores de sus estados. Y habiendo decidido así dejar a su hijo Alfonso en el castillo de Orcilón para poder obrar con toda libertad y se encamina hacia Galicia, llegando a Santiago de Compostela a mediados de abril del año 1112.

Una vez en aquella ciudad, muestra verdadera impaciencia por establecer contacto con los nobles, y convoca Cortes para el Domingo de Ramos, que aquel año cayó en el 21 de dicho mes. Reunidos allí todos los nobles y magnates gallegos que tenían señorío o ejercían jurisdicción, expone la Reina el crítico estado en que se encontraba y pide le presten su ayuda para salir de aquella difícil situación. La demanda de doña Urraca halló eco en la asamblea y todos los presentes, olvidando pasados agravios, se manifestaron con unanimidad dispuestos a defenderla contra el aragonés.

Obligada por tan expresiva muestra de fidelidad, que no estaba muy segura de encontrar, doña Urraca quiso corresponder a tan noble gesto y procede a exteriorizar su real magnificencia como muestra de gratitud por tan generosa cooperación, acordando numerosas donaciones a la Iglesia de Santiago, a la de Mondoñedo y a muchos nobles y caballeros, que después de un corto recorrido por varios pueblos de Galicia en plan de captación de simpatías y voluntades, hizo formalizar en los correspondientes documentos.

Se conservan referencias al contenido de dicho documento de donación hecha a nuestros caballeros, leyéndose en una de las fuentes consultadas:” La Reina Doña Urraca con su hijo el rey Don Alfonso, hicieron merced y donación a Diego Arias y a su mujer Sabina Díaz del heredamiento y heredades que tenían en tierra de Morrazo, conviene saber, Marín con el coto de realengo y las iglesias”. (Tumbo Nuevo Lib. V II fol. 3. Archi. Hist. Orense).

Se hace constar en la escritura que la causa de esta donación han sido los muchos y buenos servicios prestados así en la paz como en la guerra a la reina por dicho caballero y la esperanza de los que aún le habían de prestar los beneficios, como sus hijos y todo su linaje.

Entre las donaciones suscritas hay una a favor del caballero principal del Reino de Galicia, don Diego Arias, y de su mujer, doña Sabina Díaz, cuyo documento está firmado por la reina y signado por el canónigo de Compostela, Martín Pelayo, en la era de mil ciento cincuenta, o sea el año 1112.”

Don Diego Arias, con treinta y dos años de edad, disfrutó con la donación real del Coto y Villa de Marín por espacio de treinta y nueve años, alternando su residencia en Marín, con largas ausencias por los cuidados de la Corte y las campañas contra los infieles. Mas tarde, con setenta años, muere su esposa sin dejar sucesión, por lo que viudo, decide ingresar en el Monasterio de Osera, y el 12 de mayo de 1151 dona al monasterio todos sus bienes. Y es cuando el Cister decide construir en Marín un Priorato, el conocido Priorato de Osera, que determinará definitivamente nuestra pertenencia a Osera.

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