Opinión | Crónica Política

El frente común

Procede, de verdad, al menos por ahora, alegrarse por el espíritu parlamentario con el que una parte de la Cámara gallega enfoca la legislatura: la cordialidad. Cierto que corresponde tan sólo a la oposición semejante actitud, a la espera de lo que diga el señor Rueda Valenzuela en su discurso de investidura, pero es un gesto valorable ya que, si hay cierta calma en el Hórreo. Lo que significa un ambiente menos bananero que en el Congreso de los Diputados, y de por si eso implica una diferencia a favor de esta tierra.

La duda más importante de esa panorámica viene dada por otro gesto menos razonable: la afirmación desde la izquierda de que habrá frente común opositor por acuerdo verbal entre Bloque y PSdeG. Una proclamación de hostilidad que no casa con la citada cordialidad, y que tiene poco sentido sobre toda cuando aún no se conoce la intención de la mayoría absoluta de la Cámara. Y extraña, porque apenas un mes después de la elecciones en lugar de un discurso positivo, o al menos templado, se opta por el aviso de que habrá frente común. O sea, ardor guerrero frente a la mayoría del voto ciudadano.

La prueba adicional de que habrá contienda dialéctica es la cesión por el lado nacionalista de un puesto en la Mesa de la Cámara, en favor de los socialistas. El BNG argumenta, al igual que el PSdeG que eso fortalece la visión plural del hemiciclo pero es más cierto que se trata de la típica chapuza que oculta las auténticas intenciones beligerantes. En realidad el PSdeG no merece ni aritmética ni políticamente ese puesto vista la derrota obtenida el 18-F. Y en cuanto a la pluralidad, podría contrastarse esa teoría con la realidad del Congreso: el partido ganador de las elecciones de julio pasado fue excluido de la Mesa, al igual que el tercer partido en votos, a causa de la alianza frankestein. Es decir, lo de la pluralidad es un cuento chino.

Por lo demás las ventajas de la generosidad nacionalista se quedan en el Bloque, además del protagonismo más bien escaso que tendrá la diputada del PSOE en el puesto. Lo curioso es que el candidato señor Besteiro que aspira en solitario a la secretaría general del PSdeG sigue estrictamente una táctica que tuvo mucha responsabilidad en su estrepitosa derrota. Consiste en enviar a la sociedad gallega el mensaje de que el BNG tiene todas las cartas de la alternativa en sus manos y que los socialistas se resignan a ir de remolque. La práctica totalidad de los observadores criticó durante la reciente campaña electoral esa posición, que los hechos demostraron del todo equivocada.

En resumen, la formación de una especie de frente común parece el preámbulo de otro frente el popular. Algo que dio resultado aparente en Madrid pero que en Galicia ha dado muy malos resultados para la izquierda. Solo en dos ocasiones pareció obtener éxito: una a través de una moción de censura y otra en las elecciones autonómicas de 2005, todo ello en casi cincuenta años de democracia. Parece que alguien pretende revivir un tiempo que fue solo una excepción. No será difícil que se repitan los precedentes.