Opinión | Crónica Política

Los “pequeñitos”

Cerrado el ciclo electoral, y repasados los resultados, hay una pregunta sin respuesta todavía: qué ocurrirá con los llamados “pequeñitos”, en el buen sentido de la palabra. Es decir, los partidos políticos que han sido votados en minoría y, por tanto, no han obtenido representación parlamentaria. Más exactamente lo que se plantea es si alguno de ellos tendrá o no capacidad para sobrevivir a lo que no es sino un fracaso notable y, por cierto, previsible. La referencia son Vox, Sumar, Podemos y Espazo en Común.

En lo que se refiere al llamado partido de ultraderecha, es obvio que su presencia activa en Galicia no acaba de conectar con la sociedad a la que dice servir. La razón es, por supuesto, la hegemonía del Partido Popular, que lo acoge todo a su derecha e incluso buena parte del centro. En ese sentido, y desde el respeto a cualquier grupo legal, resulta evidente que el partido del señor Abascal no refleja ahora mismo las aspiraciones de un sector siquiera notable de la ciudadanía; demasiado radical para una tierra que se caracteriza por su moderación y su sentido común. O, como diría el presidente de la Xunta, todavía en funciones, “sentidiño”.

En cuanto a Sumar, por ahora parece demasiado novedoso para ser llamado “partido”. Desde luego, está formado por varios, pero eso más que favorecerle, por lo menos aquí le ha perjudicado: los antecedentes de algo parecido como organización, o coalición, dejan muy claro que en este Reino las cosas que se hacen deprisa no acaban de cuajar. El pésimo resultado de la hueste de la señora Díaz no es solo la improvisación, sino la imprecisión de cuáles realmente eran sus objetivos en el caso de llegar a la Xunta.

En cuanto a Podemos, puede escribirse la crónica de una muerte anunciada. Anunciada ya en las elecciones del año pasado y ratificada en las recientes gallegas. El grupo que fue de Pablo Iglesias no responde a ninguna de las necesidades reales de Galicia en este momento. Ha reducido su programa a una larga lista de reivindicaciones “urbanas”, en el sentido de que pareció atender sobre todo a las deficiencias de los ciudadanos urbanitas, olvidando lo que significa el mundo de la pesca, el sector agroalimentario y, en definitiva, gran parte de los problemas del mundo rural gallego.

En fin, Espazo Común, creado para durar algo más que una legislatura, tiene alguna posibilidad de supervivencia en el caso de que hagan realidad sus proclamas. Una organización de centroizquierda sigue siendo, en opinión personal, un hueco en el mapa político del país y convendría que alguien reflexione sobre esa necesidad: al fin y al cabo, en España se ha vivido el periodo mas largo de estabilidad cuando gobernó una fuerza se centro como fue la UCD. En cuanto a Democracia Ourensana, que sí obtuvo un diputado el pasado 18-F, merece capítulo aparte. O crónica. Ya se verá...