Pesca y agricultura: lo que nos jugamos en las próximas europeas

Un barco saliendo del puerto pesquero de O Berbés.

Un barco saliendo del puerto pesquero de O Berbés. / José Lores

Enrique César López Veiga

Enrique César López Veiga

En un artículo anterior me permitía la libertad de explicar el proceso de decisión en la Unión Europea y trataba de deshacer el mito de una pretendida “Bruselas” ante la cual los Estados miembros se encontrarían impotentes. Eso no es así y aunque la Comisión tenga el derecho de iniciativa legislativa en el primer pilar, el poder final de decisión reside en el Parlamento Europeo y en el Consejo de Ministros o si este es en forma de jefes de Gobierno, el Consejo Europeo. En junio se celebrarán nuevas elecciones al Parlamento Europeo y los ciudadanos españoles debemos de dejar de adoptar una actitud de que “esas elecciones no sirven para nada” y de pensar que las Instituciones Europeas son una especie de refugio para elefantes políticos en retirada. Eso es una solemne tontería y nos jugamos en estas elecciones entre otras cosas, el futuro de nuestros sectores primarios, pesca y agricultura, que en los últimos tiempos parecen haber estado muy influidos por grupos de presión ‘ecolomajaretas’, cosa que está a la vista ante las protestas masivas de agricultores y pescadores.

Sin negar el hecho de que es necesario una política medioambiental sensata, es francamente suicida propiciar la desaparición de los sectores primarios europeos sobre todo en momentos en que arrecian los conflictos bélicos de todo tipo. Ya los economistas de la escuela francesa de los fisiócratas de Quesnay habían reconocido algo tan simple que todavía hoy mantiene algo de validez, como todas las teorías. Pues bien, en las próximas elecciones vamos a decidir quién y cómo va a dirigir, entre otras cosas, la economía de nuestros sectores primarios y de manera especial el Parlamento Europeo y el Consejo Europeo. Esto queda claro en el artículo 17. Apartado 7 del Tratado de la Unión europea que dice que:

“Teniendo en cuenta el resultado de las elecciones al Parlamento Europeo y tras mantener las consultas apropiadas, El Consejo Europeo propondrá al Parlamento Europeo, por mayoría cualificada, un candidato al cargo de Presidente de la Comisión. El Parlamento Europeo elegirá al candidato por mayoría de los miembros que lo componen…” .

"Nos jugamos en estas elecciones, entre otras cosas, el futuro de nuestros sectores primarios, que en los últimos tiempos parecen haber estado muy influidos por grupos de presión ‘ecolomajaretas’"

Y también en el mismo apartado se establece que: “El Consejo, de común acuerdo con el presidente electo, adoptará la lista de las demás personalidades que se proponga nombrar miembros de la Comisión. Éstas serán seleccionadas a partir de las propuestas presentadas por los Estados miembros, etc, etc...”.

Es decir, que hay que exigir y exigir, alto y claro, a los partidos políticos y gobernantes, que expresen cuáles van a ser y con precisión, las políticas que van a defender y cómo van a evitar la selección de lo que en inglés se denominan “Rogue Commissioners” (‘Comisarios gamberros’) que favorezcan la importación de productos de terceros países que no respetan nuestras normas medioambientales, o que favorezcan la importación de países pesqueros que desprecian la pesca ilegal y la normativa europea.

Hay muchas medidas a adoptar, entre ellas las tasas compensatorias a la importación que restauren en alguna medida la competencia desleal. Cabe preguntarles: ¿van a permitir que un país, como por ejemplo Marruecos, riegue de hachís Europa, no coopere suficiente en materia de lucha contra el narcotráfico, ni contra la inmigración ilegal, ni respete la legislación internacional sobre el Sáhara Occidental y que se le permita inundar con sus productos agrícolas los supermercados europeos? Si se revisa lo que algunos partidos han votado en el pasado en materia por ejemplo pesquera, nos llevaríamos algunas sorpresas. Seamos exigentes en estas próximas elecciones y pidamos claridad en las posturas que se van a defender en Europa, sin excusas ni coartadas.

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