tribuna LIBRE

Padres separados y salud mental de los hijos

Isabel Calle Santos*

Hoy se sabe que las separaciones pueden ser el resultado de un conjunto de problemas generados entre las parejas, por múltiples razones, incluso por la familia política. Es de sobra conocida la situación en la cual las personas progresivamente van comportándose de forma más auténtica y a lo largo de los días se van apreciando más, si las hubiere, diferencias de personalidad, carácter, motivaciones, dado que en las etapas previas de noviazgo, los matices de comportamiento que predominan, son la seducción y el querer gustar a la pareja.

En ese contexto de separación, la prole queda afectada, muchos sentimientos encontrados, choques emocionales, tristeza, pérdida, duelo, diversas situaciones de choque, y todo un conjunto de problemas emocionales y malestar generalizado. Exceptuando en las familias donde hubiera alto conflicto de gritos, crisis, drama y la separación suponga un alivio en toda regla para la prole. Revisando la literatura se aprecian como problemas frecuentes, la desobediencia, dificultades sociales, agresividad, baja autoestima e inseguridades, y disminución del rendimiento académico. Un proceso complejo que implica al conjunto familiar, puesto que también los progenitores están en crisis.

En resumen, el ambiente que está pasando la familia implica dudas, arrepentimientos, certezas, una auténtica descomposición emocional, un schock. Esas criaturas al tener separados a los padres, pueden vivenciar en según qué momentos, desilusión, falta de apoyo, desesperanza, temores, desconfianza, y una gran incertidumbre respecto a su futuro. Todo un conjunto de posibilidades preocupantes se genera en su mente.

Se preguntan, los padres tendrán parejas de nuevo, y otros hijos, ya no recibirán el amor de sus padres, serán aceptados o rechazados por la pareja, y si no les tratan bien. En fin, todo un mundo de amenazas que se ciernen en el horizonte.

Para que los padres puedan manejarse mejor en la situación crítica por la están pasando, sería conveniente mostrarles mucho afecto, más diálogo, acuerdos, aprender a ponerse límites y siempre que sea posible mantener el respeto entre los padres para no llegar a la infravaloración del comportamiento entre los conyugues.

Cuando surja el caso de retraimiento, introversión, aislamiento, puede ser un buen momento para la cercanía, multiplicar las interacciones, el diálogo, los juegos, excursiones e intentar pasar más tiempo juntos. El aislamiento y soledad pueden derivar en consecuencias y problemas más graves.

También favorece el avance, evitar intromisiones y opiniones de familiares, mantener un trato más cariñoso y cordial, estar presentes, que haya una cercanía familiar a pesar de la separación, mantener un control y estabilidad emocional, evitar disputas.

En este contexto de separación es imprescindible que los progenitores hayan desarrollado la inteligencia emocional, tanto para enseñar al resto familiar como para gestionar sus propias emociones. Un potencial psicológico clave para poder conocer las propias emociones, afrontar las presiones tomar mejores decisiones, generar más tolerancia a la frustración, y más capacidad para el trabajo en equipo.

*Psicóloga

Suscríbete para seguir leyendo