Más debates como este

Paloma Castro

Paloma Castro

Rueda ha dejado claro que sólo asistirá al debate de la gallega que, todo hay que decirlo, ha sido uno de los mejores debates electorales de los últimos tiempos, en Galicia y en España, a pesar de una moderadora, que mostraba excesivamente su vocación de forzar a Ana Pontón con los tiempos y que desequilibraba las réplicas, según de quien vinieran. Y mala también la realización, aleccionada para mostrar en paralelo sólo las imágenes de Rueda y Pontón, siguiendo la estrategia del PP.

Rueda salió a buscar esa confrontación con Pontón, a que los gallegos le vieran el rabo y los cuernos al nacionalismo, y la TVG le puso la escenografía. Lo hizo bien el presidente, aunque no tiene la pose institucional de Feijóo, y le gusta más la confrontación que el encuentro, por eso salió advirtiendo de las mentiras y llegó preparado para defenderse atacando. Se equivocó en el recurso a Cataluña, en la Ley del solo sí es sí, en las imposiciones de los estrategas de Génova, artificiales e impropias.

Su objetivo era Pontón, prácticamente ninguneó al resto, salvo cuando Besteiro prometió la gratuidad de la AP-9, ahí se sintió tocado, y respondió, cambió el guión, pero enseguida volvió a Pontón, no podía darle más protagonismo a Besteiro. Hizo su tarea, sembrar el miedo a un nacionalismo totalitario en la soberanía y en el uso de la lengua en la educación.

La otra línea de ataque de Rueda, la del barullo, la de la jaula de grillos, fracasó en el primer minuto; si algo quedaba claro en aquel escenario es que entre tres de los convidados había sintonía política, y en eso jugaban un papel fundamental la templanza de Marta Lois y el sosegado discurso de Besteiro.

Pontón empezó nerviosa, pero se fue haciendo durante el debate, crecía y emergía esa mujer que aspira a todo, con un minuto final que huele a presidenta; ese minuto en el que trata a los gallegos de usted, con respeto, pidiendo y no imponiendo, ese minuto sabe a nacionalismo del bueno.

Pontón se ha sacado de encima muchos complejos del nacionalismo, pero fue incapaz de renunciar al monolingüismo y de señalar que en Galicia la independencia no es un problema; y esas dos cosas son imprescindibles si quieres unir a los gallegos.

Por fin apareció Besteiro, y estuvo brillante, tremendo error del PSOE no haberle dado tiempo para hacerse. Besteiro tiene algo de óxido y marcas de dolor; a veces su lenguaje muestra algunos años sin adaptación, pero detrás hay un político de los pies a la cabeza, y ese, apareció en el debate. Besteiro necesita más debates, porque su partido lo tiene tapado a base de figuras de fuera, y el PSdeG necesita más Besteiro.

Algo semejante a lo que le ocurre a Marta Lois, quien mostró en el debate que lo más importarte que tiene Sumar en Galicia se llama Marta Lois; que su voz, su talante y su forma de hacer política tienen que estar en el Parlamento de Galicia, haya o no gobierno de izquierdas. Porque es una de las pocas políticas que cree, en este tiempo, que hay otro modo de hacer política, y lo demuestra a cada paso.

Y no quiero dejar a Isabel Faraldo, sorprendente, militante, reivindicativa, brillante en su papel; aunque situándose fuera de juego, más como un movimiento que como un partido. Más debates como este, por favor.