Crónicas galantes

¿Quién va a ganar en Galicia? Depende

Ánxel Vence

Ánxel Vence

¿Quién va a ganar las elecciones en Galicia?, se preguntan por ahí afuera. Hombre, eso depende.

Lo único seguro –y ni aun eso– es que la candidatura más votada será la de Alfonso Rueda, aunque el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) se haya apuntado a la incertidumbre al situar al PP en los bordes de la mayoría absoluta, sin concedérsela del todo. Consciente de lo raros que son los gallegos, ese organismo gubernamental opta también por la ambigüedad y no ofrece un resultado concreto. Tanto puede ganar la derecha como la izquierda. Depende.

El caso es que, a solo un día de que comience oficialmente la campaña, nadie se atreve a hacer un pronóstico terminante. Parece lógico. A diferencia del resto de España, donde todo es blanco o negro, en Galicia hay que trabajar con una amplia gama de grises, como corresponde a un país que abunda en nubes por lo general cenicientas.

Los gallegos han alcanzado justa fama por su tendencia a la indecisión, que en realidad no es tal. Simplemente, se limitan a contemporizar, entendiendo que, aunque Dios sea bueno, no por ello el demonio ha de ser malo. Como cualquier otro europeo, tienden a votar con la cartera y dejan el corazón para asuntos más personales que unas meras elecciones.

Corre por ahí, ciertamente, la idea de que Galicia es un baluarte de la derecha, por más que eso resulte discutible si se observan los datos de las sucesivas elecciones. En las autonómicas suelen ganar los conservadores, aunque la izquierda haya gobernado un par de veces; y una de ellas tras derrocar al mismísimo Manuel Fraga, fundador del PP. Ocurrió en fecha no tan lejana como el mes de junio de 2005.

"A diferencia del resto de España, donde todo es blanco o negro, en Galicia hay que trabajar con una amplia gama de grises"

En las municipales, por el contrario, lo habitual es que triunfe la izquierda. En cifra global de votos gana el PP, pero lo cierto es que las principales ciudades han estado –y están– mayormente en manos de socialistas y/o nacionalistas. Tanto, que en algunos casos como los de Vigo y Pontevedra, llevan uno o dos decenios bajo su gobierno.

Las generales van más igualadas, si bien la suma de votos de la izquierda excedió al de la derecha en las consultas electorales de 2008, 2019 y 2023. Dependiendo del alcance de la elección, los gallegos votan una cosa u otra. Aunque el más votado sea siempre el Partido de la Abstención, bajo el galleguísimo principio de que la mejor palabra es la que queda por decir.

Por lo que toca a las autonómicas, que es de lo que ahora se trata, la preferencia suele ser clara a favor de la derecha (en Galicia no hay “derechas” en plural).

La probable explicación es que se vota en clave galaica, lo que beneficia, curiosamente, al PP. El partido conservador practica un galleguismo más o menos light desde que Manuel Fraga prohijó el eslogan “Galego coma ti” en los lejanos comicios de 1981, que dieron la presidencia a Gerardo Fernández Albor, reconocido galleguista.

A falta de un partido nacionalista conservador como los que mandan en Cataluña y el País Vasco, el PP se ha hecho con esa franja del electorado y parece difícil que vaya a abandonarla. De ahí que la única duda estribe en que el ganador –que se da por descontado– obtenga o no la mayoría absoluta. Como todo en Galicia, eso depende.

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