Davos: Sánchez versus Milei

El papel del Estado en el mercado económico

Gonzalo Caballero

Gonzalo Caballero

El debate sobre el papel económico del Estado se ha reavivado en el reciente Foro Económico Mundial de Davos. Allí, el nuevo presidente de Argentina, Javier Milei, defendió que “Occidente está en peligro” como resultado del avance de las posiciones colectivistas. En su relato, tan populista como falaz, los fallos de mercado no existen, la única vía es el capitalismo de libre empresa y el estado es el problema, nunca la solución.

Cierto es que la senda económica de Argentina en el siglo XX fue una historia de fracaso, pasando de ser una de las principales potencias a entrar en un círculo vicioso de fracaso institucional y económico. De hecho, que Argentina terminase 2023 con una inflación del 211% explica, mejor que ningún otro dato, el contexto de la elección de Milei. Pero con falsos diagnósticos y apriorismos dogmáticos no se consigue ni la prosperidad ni el bienestar. Así, en los años ochenta del siglo pasado vimos en Latinoamérica el fracaso del consenso de Washington que recetaba reformas económicas ortodoxas neoliberales, pero veinte años más tarde el Banco Mundial desarrolló un nuevo recetario que apuntaba a las instituciones como la clave para el desarrollo.

Esa fue la tesis del premio Nobel Douglass North, extendida más recientemente por los profesores Acemoglu y Robinson en su famosa obra sobre por qué fracasan las naciones. Frente al simplismo de confrontar Estado y mercado como alternativas incompatibles, sabemos que ambos deben jugar un papel y que es necesario conjugar adecuadamente buenas instituciones políticas y económicas. De hecho, el Estado juega un papel insustituible a la hora de crear sólidos mercados económicos. Sin embargo, los mercados no son perfectos y la teoría económica neoclásica detecta fallos de mercado cuando hay externalidades, bienes públicos o competencia imperfecta: entonces se justificaría la intervención estatal. Pero siendo realistas, y como advirtió la teoría de la elección pública, existen fallos del Estado cuando este interviene. Es por ello que la clave del éxito reside en un buen diseño del marco institucional, que no tiene que renunciar al papel económico del Estado.

"La pandemia ejemplificó la importancia del Estado para rescatar a empresas y familias"

Por ejemplo, en las últimos años se ha destacado el papel emprendedor del Estado para avanzar. Así, la inversión del Estado habría sido clave para los sectores tecnológico, de energía y farmacéutico en EE UU y, según la profesora Mazzucato, el Silicon Valley no existiría sin ese rol del Estado emprendedor.

Pero ha sido en la búsqueda de la protección social donde la intervención del Estado ha encontrado mayor justificación, especialmente en Europa. Los europeos vivimos en una combinación de democracia, capitalismo y estado del bienestar, acusada de cierta atrofia, pero que sigue constituyendo la mejor estructura de gobernanza existente para generar prosperidad, libertad y cohesión social.

Más allá de Europa, las últimas grandes crisis nos recuerdan la importancia de la intervención pública. Por una parte, la Gran Recesión evidenció los fallos del modelo neoliberal sin regulación y de las políticas de ajuste que ralentizaron la recuperación. Por otra, la pandemia ejemplificó la importancia del Estado para rescatar a empresas y familias.

En España comprobamos la importancia no solo de defender el estado del bienestar en tiempos de COVID, sino también de desarrollar el escudo de protección social a la vez que conseguimos crecer y generar empleo. Por ello el presidente del gobierno de España ha señalado en Davos que las políticas neoliberales no funcionan y defendido la existencia de un círculo virtuoso entre crecimiento y redistribución, justificando la acción pública en busca de la cohesión social y de la transición ecológica y digital. No se trata de llevar el péndulo de la intervención pública a extremos contraproducentes, sino de luchar colectivamente por la igualdad de oportunidades, por una sociedad más justa y por el futuro que queremos.

*Ex secretario xeral del PSdeG y doctor en Economía y Ciencia Política

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