Mira Vigo

¡Qué movida!

¡Qué movida!

¡Qué movida! / Fernando Franco

Fernando Franco

Fernando Franco

¿No os facilitamos el otro día la foto de los primeros premios A Movida a la cultura viguesa? ¡Vaya fiestón en el Salón Regio del Círculo Mercantil donde se entregaron, con María Xosé Queizán subiendo por sorpresa a recitar y Fillas de Casandra tocando un par de temas! Pues hoy subimos el telón, descorremos la cortina y os traemos a ese equipo joven que está detrás de esta revista, que ha cumplido ya cinco años en ese difícil y precario mercado de la comunicación. Miradlos a ellos, de izda. a dcha.: Bea Barros, Tamara Roca, Xoan C. Miranda, Paula Cermeño, Tamara Novoa, Pablo Vázquez, Uxío Couto y Estela Gómez.

Las claves de la estatua de Castro

“No me froto precisamente las manos como tú dices cada vez que me traen la estatua de Manuel Castro sita en Príncipe”, me dice Cuqui Piñeiro, de esa Fundición Arte Bronce en Tomiño a la que le tocó repararla en cuatro ocasiones. “No me comprometo a repararla más veces”, me dice Cuqui, que incluso aconseja que la dejaran así, sin ese periódico que sostiene el dedo del antiguo vendedor de prensa, porque es un reclamo para vándalos. A Cuqui, cuya profesionalidad y solvencia en esta materia es indiscutible, ya le parece decepcionante tener que reparar cuatro veces esa figura por culpa de los desalmados de turno e incluso en la última citó a su autor, Jandro Rodríguez, en su taller para que comprobara los pocos recursos que había en el mercado para resolver la soldadura, teniendo en cuenta que tenía muchos inconvenientes de fundición, realizada en Madrid, y el gran problema del peso excesivo de un periódico (de bronce) sobre un solo dedo. La última vez envió un completo informe al Concello sobre la reparación que había hecho, reforzando desde la cintura hasta el dedo y manifestando que ya no era posible hacer más porque lo que estaba fallando también era la propia base de tanto traqueteo. “La última vez ni siquiera cobré el esfuerzo que hice por mejorarla”, me dice Cuqui, para la cual este es un tema concluido, me dice.

La culpa no es del cha cha cha

Pongamos las cosas en su punto. La causa de todos los males que afligen a este monumento a la memoria del vendedor de periódicos no está en su fundición sino en los vándalos, cagalindes, piltrafillas y mequetrefes mentales que la rompieron 14 veces. El alcalde Lois Pérez Castrillo hizo muy bien en adquirirla, el alcalde Caballero muy bien en mandar arreglarla con presteza, Cuqui Piñeiro en aplicar las mejores técnicas... Solo nos queda el desconsuelo de las cámaras de vigilancia. ¿Es posible que nunca detecten a los baldabragas que la rompen para mandarlos a galeras o someterles al cepo? Ahí, incompetencia.

Un recorrido cultural por aquí al lado

No vuelvo a salir con Sesi Pino porque aprendes de la íntima geografía gallega, es cierto, pero es muy de pararse en el camino en sus recorridos extraurbanos. Conducía Urbano Rodríguez, que ese día hizo Ramadán y decidimos hacer un itinerario gozoso por aquí al lado, empezando por Melón, donde compramos dos kilos en La Choricera de Melón. Ya allí, saltamos a Ribadavia a tomar un tinto de Tinalla (sousón, caíño longo, ferrón y brancellao) al bar Morto. Vueltos a A Cañiza, otro vinito en O Resero, antes de sentarnos en el Marisol a tomar un cocido fantástico. De allí salimos para Valeixe por visitar la bodega Eido da Fonte y traernos para Vigo algún Condado del lugar. Imposible negarse a parar en As Neves después y visitar el nuevo bar de Víctor, el de O Frenazo, al que le quedó macanudo su Xandoneto, de mucho gusto interior, pero donde solo saludamos porque luego, tras dejar atrás La Ojiva en Leirado, restaurante con piscina de verano, tomar el último glorio en forma de gin tonic en El Corte Inglés de Ponteareas, que es el de Rosa, la hermana del Telmos fallecido, y de su hijo Víctor. Urbano nos devolvió a Vigo sanos y salvos, tras este viaje cultural por nuestra geografía rural, íntima y tabernícola