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Conxemar, un éxito colectivo de un sector agitado

Una pasada edición de la feria Conxemar en el Ifevi.

Una pasada edición de la feria Conxemar en el Ifevi. / Jose Lores

Bergen ronda los 290.000 habitantes. Es casi un calco de las cifras de Vigo, según las últimas cifras del Instituto Galego de Estatística (IGE). Ambas ciudades tienen dos cosas más en común: están bañadas por el mar y, sobre todo, agrupan un imponente ecosistema de industrias transformadoras de la pesca. En la primera tienen su sede las gigantes noruegas Mowi (antigua Marine Harvest), Leroy Seafood, Grieg Seafood o North Sea Seafood; en torno a la segunda están las diez mayores compañías españolas del sector en pleno (Pescanova, Profand, Pereira, Pescapuerta, Iberconsa o Wofco), además de un abanico de compañías que rebasan, incluso sin computar la conserva, los 5.100 millones de euros en ventas anuales. No hay ningún territorio europeo, ni siquiera región entera, que tenga una densidad de grupos pesqueros de referencia como la que se concentra en el área de Vigo.

Con lo que no cuenta Bergen es con la segunda mayor feria sectorial de esta industria en el circuito mundial, Conxemar, que ha resistido múltiples embestidas y se ha consolidado, con todo merecimiento, como una cita de relevancia global. Un evento que no persevera por inercia, sino que precisa de la colaboración de múltiples actores para poder evolucionar e, indiscutiblemente, permanecer en la ciudad. En ningún caso sería admisible un traslado, por más que urbes como Oporto o Madrid lo hayan intentado, y aunque la organización que la promueve (la Asociación Española de Mayoristas, Importadores, Exportadores y Transformadores de Productos de la Pesca y Acuicultura) sea de carácter nacional. Conxemar es Vigo. Y así, con esta idea de base, se ha de actuar en consecuencia.

En primera instancia, por los propios promotores de la feria, que han de ser conscientes del esfuerzo denodado que administraciones, organizaciones empresariales, entidades sociales y la ciudad en su conjunto han realizado para fortalecerla. Que Conxemar vaya a abrir este martes las puertas de su 24 edición no habría sido posible sin este compromiso colectivo, que facilitó ya dos proyectos de ampliación, amén de actuaciones como la pasarela de Peinador y un fiel acompañamiento a lo largo de más de dos décadas. Y que lo respaldó en circunstancias más que complejas, como las que atravesó la feria ante los ataques de la malograda (y primigenia) Seafood de Barcelona.

“La feria ha resistido múltiples embestidas y se ha consolidado, con todo merecimiento, como una cita de relevancia global”

Sin duda, también por parte de las administraciones. Un clima de concierto entre todas ellas también fortalecerá la imagen de Conxemar, tanto de cara al exterior como para con la propia industria. La colaboración del Gobierno de España, Concello, Xunta de Galicia, Diputación o Autoridad Portuaria de Vigo no solo facilitará eventuales desarrollos futuros del recinto ferial o la perentoria mejora en los accesos, sino que exhibe también al sector que la administración pública es consciente de su condición de actividad estratégica y que en este proyecto trascendente –como debería ser en otros clave– no pueden tener cabida las disputas políticas ni partidarias. Ni tampoco intereses económicos gremiales y colaterales. Conxemar es de todos y en Conxemar caben todos.

Como ha venido advirtiendo FARO, resultaba poco edificante que una parte del sector hostelero protagonizase ciertas actitudes avariciosas con tentaciones de exprimir –que no rentabilizar– el éxito de la feria. Por más que esté consolidada, aplicar precios disparatados en pernoctaciones con el falso pretexto de la ley de la oferta y la demanda resultaba un ataque al corazón de Conxemar y, como hemos dicho, de la propia ciudad. Porque podría en primera instancia llenar los bolsillos de algunos hoteles, pero causaba un gran perjuicio a la imagen de la ciudad y a la viabilidad de la feria. Los propios promotores así lo llegaron a denunciar en términos muy gráficos: “Algunos pretenden matar la gallina de los huevos de oro”. Si bien es cierto, que el sector hotelero ha adoptado medidas de contención, aún queda un camino por recorrer para llegar a la necesaria racionalidad tarifaria.

El sector atraviesa circunstancias complejas, como ha podido percibir el lector de FARO en los últimos días. La conjunción de problemas internos y, sobre todo, exógenos a las empresas, ha colocado a no pocas en una situación de estrés financiero que, por el bien de toda la industria y la economía gallega, confiamos en que sea un bache coyuntural.

Es el mismo compromiso colectivo, con la inexcusable diligencia por parte de las propias compañías --la generosidad y el coraje para asumir soluciones difíciles, llegado el caso– el que ha de pelear para atajar de raíz un temido efecto contagio que Galicia y España no se pueden permitir. No obstante, la historia nos ha enseñado que nuestros empresarios del mar son expertos en salir de las peores tormentas y guiar sus naves a puertos seguros.