Crónicas galantes

Marelo, la conexión chino-galaica

Ánxel Vence

Ánxel Vence

Un buey de más de dos toneladas que bien podría figurar en la fauna fantástica imaginada por Álvaro Cunqueiro ha dado con sus carnes en Hong Kong. Cosas de chinos, que últimamente compran todo lo que se mueve y aun lo que no: ya sea del reino animal, del comercial o del industrial.

Tal era el interés de los compradores que no dudaron en viajar desde China a Sarria, en tierras interiores de Lugo, para ver con sus propios ojos a este prodigio de la ganadería autóctona. Hombres de poca fe.

Hay quien sospecha que las pisadas de Marelo, nombre del rubio gallego, pudieran haber contribuido a los temblores de tierra que con frecuencia se producen en el triángulo sísmico del que Sarria forma parte, junto a Becerreá y Triacastela.

Estas cosas ya no llaman particularmente la atención en Galicia, tierra de mucho ganado en la que uno de cada tres habitantes es vaca, si no mienten los censos de población humana y bovina.

En realidad, el caso del buey gigante de Sarria cuenta con antecedentes famosos en otras especialidades de la producción vacuna. Si Marelo está a punto de batir récords de tonelaje, también algunos de sus congéneres no castrados destacan aquí en Galicia por la calidad y cantidad de su semen, que los convierte en padres innúmeros.

La cabaña ganadera del país alumbró ya en su día al glorioso Mario Xacobeo, ejemplar con un par de narices que fue quien de alcanzar durante tres años el liderazgo de los sementales de España: y no solo eso. También llegó a ocupar el puesto cuadragésimo, o por ahí, dentro del exigente top 100 de los Estados Unidos.

Propiedad de una empresa pública –de Lugo, claro–, el toro ejerció su oficio de eyaculador sin apenas límite durante el primer decenio de este siglo hasta su muerte en el año 2013. Murió de muerte natural, pues natural parece que tan desaforada actividad genética acabase por dejar exhausto al bravo galán. No fue un caso aislado, sin embargo.

"Galicia es tierra acogedora y fértil en la que todo retoña e incluso mejora"

La empresa de Mario sigue copando, de hecho, la lista de los mejores sementales de España con varios de sus ejemplares, no necesariamente autóctonos.

Como este es país de gente muy viajada a fuerza de emigrar, no extrañará que muchos de esos campeones pertenezcan a razas holandesas, francesas o belgas, que ya son tan de aquí como la rubia gallega. Galicia es tierra acogedora y fértil en la que todo retoña e incluso mejora: ya sea el kiwi de Nueva Zelanda, ya las vacas y toros llegados de otros países.

El caso de Marelo, rubio gallego que ya desde el nombre delata su origen, no ha hecho más que ampliar nuestro catálogo de exuberancias. A la cuantiosa facturación de leche y semen de primerísima calidad se añade ahora la de bistés que ya gozaban de prestigio y marca propia, si bien no se habían acumulado aún por toneladas en el lomo de un solo ejemplar.

Marelo acabará sus días en China tras una vida a cuerpo de rey, forrado con hierba fresca, maíz, cebada y otras golosinas que acaso hayan sido el fundamento de su cuerpo de gigante. Es el signo de la globalización, pero también el de la desmesura a la que tienden los gallegos cuando se ponen a producir vacas, bueyes, toros, ropa, pescado o lo que sea menester. Y eso que gastamos fama de apocados por esos mundos de Dios.

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