Pescanova no debe de caer en manos canadienses

Enrique César López Veiga

Vaya por delante que siento una gran simpatía por Canadá y sus gentes. Es un país precioso dotado de muchos recursos naturales y habitado por una gente afable y acogedora. Pero esto no debe de ocultar el hecho de que la historia de nuestras relaciones pesqueras haya sido muy turbulenta y plagada, por parte canadiense, de una gran dosis de demagogia, por otra parte, tan impropia de la idiosincrasia canadiense. Todos recordamos la crisis del Estay. Es cierto, sin embargo, que las relaciones pesqueras se han normalizado bastante y debo recordar el empeño, exitoso, que el presidente Fraga, con mi colaboración, puso en ello. Así deben seguir las cosas, pero ello no nos debe impedir reconocer que en materia pesquera hay notables diferencias y mientras estas persistan, operaciones como la de la adquisición de Pescanova, empresa pionera gallega, por la multinacional canadiense Cooke no deberían de producirse.

La cuestión principal, dicho sea con toda la amabilidad posible hacia ese gran país, se reduce al simple hecho de que mientras que en la Unión Europea cualquier país puede adquirir libremente y sin restricciones una empresa pesquera incluyendo los derechos de pesca que esta empresa pueda tener, no sucede lo mismo en Canadá con una empresa europea que pretendiera adquirir una empresa pesquera con derechos de pesca. No voy a entrar en detalles, pero me limito a exponer que en esta materia no existe reciprocidad y a través de una tradicional política proteccionista, las empresas pesqueras canadienses van ganando de manera desleal desde el punto de vista competitivo, una posición de dominio en el mercado mundial de productos de la pesca. Algo parecido sucede con Noruega e Islandia.

Esta situación prevalece ante una Unión Europea que se resiste a establecer el concepto de “Level Playing Field” en la pesca, que además es mucho más exigible a países que, como los mencionados, gozan de un alto nivel de vida. La Unión Europea no está atendiendo debidamente a sus sectores primarios, lo que a la vista de la situación mundial actual parece un disparate y genera dependencias indeseables que en momentos de crisis son muy peligrosas. Espero que, en las próximas elecciones europeas, todos los partidos políticos lleven en sus programas la defensa de los sectores primarios como lo ha hecho el Boer, Burgers Beveging (BBB) nuevo partido neerlandés que ha dado una sorpresa en las últimas elecciones en aquel país y que refleja el disgusto de la ciudadanía ante la inoperancia de los partidos tradicionales en la defensa del sector primario. El fenómeno de la España vaciada en nuestro país es una muestra de esta inoperancia.

"La Unión Europea no está atendiendo debidamente a sus sectores primarios, lo que a la vista de la situación mundial actual parece un disparate y genera dependencias indeseables"

Volviendo al tema de la posible adquisición de Pescanova por una multinacional canadiense, queremos advertir de los serios riesgos que esto conlleva. Con esta adquisición la empresa canadiense da una peligrosa dentellada al sector pesquero gallego. Pescanova y otras empresas españolas tienen una ejemplar trayectoria de cooperación con Namibia y esta adquisición, que era muy ventajosa tanto para Namibia, que pasaba a disponer del importantísimo mercado español, como para la industria pesquera española, que disponía así de una fuente de aprovisionamiento estable. Pero tampoco es esta fusión positiva para Namibia, ya que su industria pesquera a través de Novanam, pasa a ser controlada por una empresa de un país competidor como es Canadá que puede dar lugar a una peligrosa situación de dominio, que probablemente merece un análisis bajo la legislación de fusiones de empresas de la UE, que prohíbe la adquisición de posiciones de dominio de mercado mediante la fusión de empresas. Las autoridades namibias deberían analizar seriamente esta fusión porque la merluza y el bacalao son productos altamente substitutivos y este país corre el riesgo de poner la comercialización de sus recursos naturales en manos de un competidor que puede orientar la comercialización de los productos de manera lesiva para Namibia.

Puedo comprender el deseo de los actuales accionistas de Pescanova en desprenderse de una actividad que no les es propia, pero los intereses de Galicia y de la industria pesquera comunitaria no aconsejan esa fusión y dependencia de un país que no ofrece reciprocidad y que aspirará a dominar el mercado de la pesca en la UE. El interés general dicta que Pescanova no debe ser vendida a esa empresa canadiense y debería de hacerse un esfuerzo para que esta empresa pionera y ejemplar en materia de cooperación económica pesquera, no salga de manos europeas y preferentemente de manos gallegas, ya que esta venta puede iniciar el declive y ocaso de nuestra importantísima industria pesquera.

Harían bien todos los partidos políticos en dar muchísima más importancia a los sectores primarios y su protección en las próximas elecciones europeas porque si no aparecerá en España una Caroline Van der Plas, lideresa del BBB neerlandés, que les robe las peras y si eso sucede se lo habrán ganado a pulso por la pasividad general que se está demostrando en la defensa de los sectores agrícola y pesquero, lesionados por la loca carrera de la Comisión Europea hacia un ecologismo truculento ante la pasividad general. Empecemos por reconsiderar esta venta sin duda perjudicial y mucho para Galicia.

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