Mira Vigo

¡Ay, aquel BUP de la Enseñanza!

¡Ay, aquel BUP de la Enseñanza!

¡Ay, aquel BUP de la Enseñanza! / Fernando Franco

Fernando Franco

Fernando Franco

Compartieron adolescencia a finales de los 80 y ahora cumplen 35 años de sus 16 y su tercero de BUP en la Enseñanza, donde confluyeron desde los Maristas, la Compañía de María-Enseñanza y de otros coles como el Labor. Perdidos entre ellos durante décadas, claro, aquellos adolescentes que loqueaban por tener una vespino, un plumífero, una sudadera Amarras, colonia Don Algodón, unos zapatos náuticos, unos Levis 501 (aunque fueran de A Pedra) o unas zapatillas Nike Air Jordan, tuvieron ocasión de comprobar el paso beatífico del tiempo (no digo los estragos porque aún están hermosos) en el encuentro que vivieron hace unos días. La idea empezó a moverse desde Abu Dhabi por culpa de la viguesa profesora allí Dolores Vázquez, secundada por Carlos Soto, Avelino Correa, Mónica Alvarado, Gogui Blas Cascallar, Serafín Ocampo, José Ángel Cid, Esther Barros… No fue una cena rígida, sino un guateque de tronío en el Náutico con DJ y música de su tiempo. Me dice mi colega preciada Silvia Pontevedra, a la que vi nacer al periodismo en FARO, que fue una terapia de estiramiento de piel, de la del alma. Razón tienes, Silvia, cariño.

Desde Sanlúcar al Cristo de Vigo

Aquel día de agosto de 1988 Fernando Ortega Llanera, conocido entre sus íntimos como Nani, llegó a Vigo con su camión desde su tierra natal, Sanlúcar de Barrameda, para comprar pescado en O Berbés. “¡Ozú, qué despliegue procesional!”, se dijo. El azar quiso que coincidiera su llegada con una procesión que despertó su curiosidad por la exuberante concentración de fieles que vio desfilar y se acercó al punto neurálgico de la misma, la Colegiata. Preguntó, entró en la iglesia tras no poco esfuerzo por la gente que se agolpaba ante su puerta principal. Algo pasó en su interior como para que, desde entonces, Nani viniera todos los años a la procesión y este domingo mismo estuviera otra vez, ya la 35, fiel a su cita devocional. El nuestro es un Cristo expandido al que se acude no solo por devoción, no solo por fe, también por tradición, también por ánimo de encuentro, y no solo de propios sino de foráneos.

Nunca junta tan diversa gente

En la misa del domingo se vio a Ortega, que tiene a Vigo entre sus referencias afectivas y pertenece a una acreditada empresa sanluqueña mayorista de pescados que lleva su nombre ya con tres generaciones en activo, en las primeras filas de la Colegiata. Me lo contaba su amigo, el vigués Berto Cela, celtista, cofrade del Cristo y escaparatista Premium. Yo hice el recorrido a primera hora de la mañana en sentido contrario, para ver a las gentes de Vigo, de sus barrios, reunidas como nunca en torno a una misma causa. Unos pocos minutos en que estuve sentado en una terraza con el cofrade José Manuel Morales, nos permitió saludar a gente muy diversa, desde el comercial Pancho Lira o la comerciante Begoña Rodríguez Castro al exbancario José Luis Picón, desde representantes asociacionales como Antonio Iglesias, Gustavo Falque (Coruxo F.C.) o José Luis Vázquez a exolímpicos como Carlos Pérez... ¡Ozú el Cristo!

Para que os enteréis de quién era Gondomar, embajador Premium

Hoy, si vais a su presentación en el Multiusos de Sabarís a las 20:30, podréis saber de lo que hablo. Me leí las 623 páginas del noveno y último libro del vigués de adopción Fernando Bartolomé Benito, Gondomar, el embajador. Diplomacia y Arcabuces. Y lo leí con placer y sin prisas porque no es para digestiones rápidas ni lectores de eyaculación precoz o bestselerianos, sino para disfrutar y asombrarse con la vida de Don Diego Sarmiento de Acuña, señor de Gondomar, nombrado embajador de Inglaterra por su Majestad D. Felipe III en el año 1612, el más avisado y experto embajador español de la Edad Moderna. Hoy lo presentará en el Multiusos y tendrá a su lado al escrito Jose Mari Peláez y al alcalde baionés Almuíña, que respaldó su publicación cuando era presidente de la Autoridad Portuaria. ¡Qué historia la de Gondomar!