Unidos en ocupaciones ilegales

Joaquín Rábago

Joaquín Rábago

Israel reconoció esta semana la soberanía marroquí sobre el Sahara occidental en abierto desafío a la legalidad internacional.

Se trata de dos países ocupantes de tierras que no les pertenecen: la antigua colonia española en el caso de Marruecos y los territorios palestinos en el del Estado judío.

Rabat necesitaba, sin embargo, exhibir un triunfo después de que Bruselas pusiese fin a su acuerdo de pesca con Marruecos, dando así razón al Polisario, que se oponía al mismo por considerar que atentaba al derecho sobre sus aguas territoriales.

La decisión de la UE, que pocos esperaban, pudo tener que ver con dos escándalos que han afectado últimamente a sus relaciones con Marruecos: el espionaje ilegal con el sistema Pegasus y los sobornos a miembros del Parlamento europeo.

En cuanto al reconocimiento israelí de la soberanía sobre el Sáhara, parece fruto de las presiones ejercidas por Rabat sobre Tel Aviv como condición para que se celebre una nueva conferencia de los signatarios del llamado Acuerdo de Abraham.

Marruecos es, junto a Bahréin, Emiratos Árabes Unidos y Sudán, firmante de ese documento impulsado por la Casa Blanca para normalizar las relaciones entre el Estado judío y los países árabes.

El Gobierno marroquí había, sin embargo, aplazado una y otra vez esa conferencia y la había condicionado a que Israel reconociese su soberanía sobre el Sáhara occidental.

"El interés de Israel por desarrollar sus contactos con los países subsaharianos no es nuevo, tuvo muchos años estatus de observador ante la Organización de la Unidad Africana"

El Estado judío está muy interesado en sumar a más países a ese proceso de normalización, estancado de momento, aunque su ministerio de Asuntos Exteriores habla de contactos con otros países africanos como Mauritania, Níger o Malí.

Según la prensa israelí, el fin de semana pasado, el titular de Exteriores, Eli Cohen, se reunió en la capital keniana con el dirigente de un país africano al que no se ha querido nombrar por expreso deseo de éste.

En una declaración de prensa, el ministerio israelí calificó la visita de Cohen a Nairobi como de “gran importancia regional y estratégica, dados los intentos de Irán de extender su presencia e influencia en el continente”.

Con anterioridad al viaje de Cohen a Kenia, el presidente iraní, Ebrahim Raisi, había visitado tanto ese país como Uganda y Zimbabue.

El interés de Israel por desarrollar sus contactos con los países subsaharianos no es, sin embargo, nuevo, y así el Estado judío tuvo muchos años estatus de observador ante la Organización de la Unidad Africana (OUA).

Estatus que, sin embargo, perdió por supuestas presiones del jefe del entonces Estado libio, Muamar el Gadafi en 2002, cuando la OUA se disolvió para dejar paso a la Unión Africana (UA).

Tras el derrocamiento de Gadafi, Israel se esforzó en recuperar el anterior estatus, algo que finalmente consiguió hace dos años gracias a una decisión personal y muy polémica del presidente de la Comisión de la UA, el chadiano Moussa Faki.

El pasado febrero, el representante del Estado judío se vio, sin embargo, obligado a abandonar la reunión de la UA en plena ceremonia inaugural debido, según denunció Tel Aviv, a las presiones de “países extremistas” controlados por Irán como Israel y Sudáfrica.

Sucede además que la República Árabe Saharaui Democrática es, a diferencia de Marruecos, uno de los fundadores de la UA, donde tiene viejos y firmes aliados como Argelia, que siempre ha visto con el máximo recelo la aproximación entre el Reino alauita y el Estado judío.

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