el correo americano

Otro patriotismo

Xabier Fole

Xabier Fole

Gore Vidal decía que, en los Estados Unidos, nunca hubo una generación tan brillante como la de los Padres Fundadores. Literalmente. De acuerdo con el escritor, desde entonces, la lucidez fue progresivamente disminuyendo en los líderes políticos hasta no poder apreciarse en ellos señales de inteligencia. Vidal era bastante pesimista (pensaba que una de las mayores contribuciones culturales que había hecho su país en toda su historia era el anuncio de televisión). Pero bajo la boutade se escondía una observación mucho más seria. Estados Unidos es una idea. La república de la que hablaba Benjamin Franklin (“si es que podéis conservarla”). Es el credo de Thomas Jefferson (“todos los hombres son creados iguales”). El liderazgo de Washington (la decisión de no perpetuarse en el poder). Pero Estados Unidos también es un texto que hay que interpretar (y aplicar).

"Existe, sin embargo, otra América, alejada de las dos costas, ignorada por el progresismo y el populismo de derechas, tan real como cualquiera de las otras"

Cada 4 de julio, los estadounidenses celebran su día nacional; se decoran las calles con banderas y la gente organiza barbacoas familiares, culminando el día con unos ostentosos fuegos artificiales. Pero cada estadounidense tiene una forma distinta de entender su país. Desde fuera a veces se proyecta una imagen homogénea de los Estados Unidos, “un país demasiado grande como para entenderse a sí mismo”, como dijo el actor británico Hugh Laurie. La “América real” se identifica con la ignorancia, el fundamentalismo religioso y las armas de fuego. Con la llegada de Donald Trump a la política incrementó el interés antropológico por este grupo de personas que parecían votar contra sus propios intereses; muchos reporteros viajaron a las profundidades de la nación para traducirnos los mensajes de la tribu. ¿Qué pasa en el corazón de la América profunda?

“En esa casa de gente que acabábamos de conocer, había una “América real” de la que no se habla tanto, porque no se ajusta a los prejuicios de los unos y de los otros”

Existe, sin embargo, otra América, alejada de las dos costas, ignorada por el progresismo y el populismo de derechas, tan real como cualquiera de las otras. Es un país de trabajadores humildes, hospitalarios y generosos. No juzgan al que viene de fuera; sienten curiosidad por conocer otros lugares, otros países, otras culturas. Les gusta pasar tiempo en familia y están orgullosos de lo que tienen y de lo que saben. Nada que ver con ese perfil elaborado por aquellos que quieren convertirlos en caricatura. El 4 de julio tuvimos la oportunidad de cenar con una familia que nos hizo sentirnos como en casa. Conversamos sobre historia, sobre la vida, sobre la familia. Celebramos la fiesta haciendo honor a su sentido original. En esa casa de gente que acabábamos de conocer, había una “América real” de la que no se habla tanto, porque no se ajusta a los prejuicios de los unos y los otros. Difícil de ubicar con un mapa ideológico fijo. Una forma inclusiva y modesta de patriotismo.