La lógica de Zelenski

Solo si la OTAN se involucra directamente en el conflicto tiene su país alguna posibilidad

Joaquín Rábago

Joaquín Rábago

Uno podría incluso llegar a entender la lógica de Volodímir Zelenski: Ucrania está en guerra y nada puede ser peor que lo que hay ahora. Solo si la OTAN se involucra directamente en el conflicto, tiene su país alguna posibilidad.

El presidente ucraniano ha hecho, sin embargo, una apuesta que difícilmente va a poder cumplir sin el peligro de desencadenar como respuesta una tercera guerra mundial: un día, afirmó desafiante, que volverá a ondear en la península de Crimea la bandera azul y amarilla de su país.

Tal vez se haya visto envalentonado por declaraciones como las del ex comandante general del Ejército de EE UU en Europa y hoy profesor de estudios estratégicos Ben Hodges.

Ese general retirado se ha permitido dar consejos en la red social Twitter sobre cómo puede Ucrania con la ayuda militar de EE UU y sus aliados de la OTAN reconquistar Ucrania.

Primero, explica, hay que lanzar ataques de precisión contra el puente sobre el estrecho de Kertsch y las dos lenguas de tierra que unen a la península con el resto del territorio.

Las tropas rusas estacionadas en Crimea se encontrarán de pronto sin suministros. Está, es cierto, la flota rusa del Mar Negro, pero esta deberá ser atacada con misiles de precisión de la OTAN

El secretario del comité de Defensa del Parlamento ucraniano, Roman Kostenko, considera factible una ofensiva terrestre contra Crimea, pero no realista en este momento es decir mientras dure la actual ofensiva rusa en el Donbás.

Para el analista alemán Reinhard Lauterbach, las declaraciones tanto de Zelenski como de miembros de su Gobierno sobre la reconquista de Crimea tienen como principal objetivo impedir que se extienda lo que llaman ya “fatiga de Ucrania”.

Buena parte de los republicanos de EE UU, tradicionalmente aislacionistas frente al intervencionismo de los demócratas de Joe Biden, comienzan a poner en duda que sirvan de algo los miles de millones de dólares de ayuda militar a Kiev.

El presidente de la Administración Presidencial, Andrey Yermak, reconoció en Twitter que Ucrania tiene que volver a exhibir un triunfo en el terreno de batalla si quiere que Occidente no se olvide de ella.

“Buena parte de los republicanos de EE UU comienzan a poner en duda que sirvan de algo los miles de millones de dólares de ayuda militar a Kiev”

Pero un ataque a Crimea como el que tan irresponsablemente propone el ex jefe del Ejército de EE UU en la OTAN provocaría una inmediata escalada que llevaría seguramente a Rusia a utilizar por vez primera armas nucleares tácticas.

En la península de Crimea está Sebastopol, donde se encuentra la base de la Flota del Mar Negro de la Armada Rusa. ¿Piensa alguien que Rusia iba a dejar que un día la sustituyese una base de la Alianza Atlántica?

Un conocido comentarista de la cadena estadounidense CNN, Fareed Zakaria, proponía últimamente dejarles a los rusos Crimea y el Donbás y acelerar a cambio el ingreso del resto de Ucrania en la OTAN.

Zelenski afirma, sin embargo, que “Crimea es nuestro país, nuestro pueblo, nuestra historia”. Pero esto es algo que también sostienen los rusos a propósito de ese pequeño territorio de enorme importancia estratégica y cuya población, mayoritariamente rusófona, se siente afín a Rusia.

Crimea perteneció durante siglos al imperio otomano, pero pasó a depender en 1783 del imperio ruso, a cuyo frente estaba entonces la zarina Catalina II.

Es cierto que el dictador Jozef Stalin llevó a cabo una deportación masiva de los tártaros que la habitaban y la repobló con campesinos rusos y también ucranianos.

O que el líder ruso Nikita Jruschov la cedió en 1954 a Ucrania porque era más fácil su administración desde esa república, pero entonces tal cesión no importaba pues todo formaba parte de la URSS y nadie podía imaginarse que un día esa acabaría disolviéndose.

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