Los concejales que rechazaron a Jenaro de la Fuente (hijo)

Ceferino de Blas

Ceferino de Blas

Jenaro de la Fuente (hijo) no ocupó entre aplausos la plaza de arquitecto municipal de Vigo que desempeñara su padre. Al contrario fue cuestionado y rechazado por una parte de la corporación municipal, justamente hace ahora 100 años. El día 5 de enero de 1923 el pleno del Ayuntamiento examinó las propuestas para ocupar el cargo que quedó vacante a la muerte de Jenaro de la Fuente Domínguez. Se presentaron dos candidatos: De la Fuente (hijo) y un “joven arquitecto” de Celanova. En Vigo solo había entonces cuatro arquitectos titulados, Gómez Román, Jacobo Esténs, José Francisco Montes y Jenaro de la Fuente Álvarez, que había terminado la carrera dos años antes.

El día 12 de enero, en la siguiente sesión municipal –se celebraban los viernes a la tarde–, fue presentada la propuesta del equipo técnico que eligió a Jenaro de la Fuente, pero en contra de la previsible aceptación unánime surgieron voces discrepantes que no se limitaron a emitir el no en la votación a que iba a someterse el dictamen, sino que intervinieron para explicar las razones de su oposición.

No eran personajes menores los que discreparon. Comenzó el concejal Martínez, que explicó que no podía dar su voto a ese nombramiento, no por la persona que se proponía, sino por las bases del concurso.

"Fue uno de los impulsores de la arquitectura modernista viguesa, y basta dar un paseo por las calles para apreciarlo"

Siguió el empresario Martín Echegaray, gran impulsor y primer presidente de la Compañía de Tranvías y propietario de la isla de Toralla, que reiteró los argumentos contrarios.

A continuación habló Amado Garra, futuro alcalde de la ciudad, que pide que se anule el concurso y se haga uno nuevo con otras bases.

Remató el turno de intervenciones Gregorio Espino, que también será alcalde, quien manifestó que no está de acuerdo en que el nuevo arquitecto tenga libertad para dedicarse a trabajos particulares.

Puesto el dictamen a votación, Echegaray se ausentó. Votaron a favor once concejales, y en contra, estos seis: Martínez, Botana, Amado Garra, Gregorio Espino, Gómez Elías y Fernández Casal.

Entre los que apoyaron la propuesta estaba de concejal otro de los grandes arquitectos vigueses: Manuel Gómez Román.

Visto con perspectiva histórica, la anulación del nombramiento de Jenaro de la Fuente hijo hubiera supuesto un gran desperdicio para Vigo, porque es una de las figuras descollantes de la profesión que trabajaron en la ciudad.

Fue uno de los impulsores de la arquitectura modernista viguesa, y basta dar un paseo por las calles para apreciarlo. Entre sus obras figuran, además del primer estadio de Balaídos, dos edificios que son símbolos urbanos, que admiran los vigueses y recuerdan los forasteros que llegan a Vigo. Son el edificio de “La Peineta”, entre las calles Lepanto y Urzáiz, y el Aurora Polar, que hace esquina entre Urzáiz y República Argentina. Son dos edificaciones dignas de las mejores ciudades del mundo, que embelesan a quienes las contemplan y se otean en una espléndida perspectiva desde la farola de Urzáiz.

Dan escolta, desde sus respectivas alturas, al fantástico conjunto de viviendas de la calle Urzáiz, que diseñó Pacewicz, por encargo de Benito Sanjurjo.

"En este centenario de Jenaro de la Fuente como arquitecto municipal se debería hacer más hincapié en su configuración urbana"

El periodista Laureano Cao-Cordido, en su conocido artículo en el que defiende el arte en Vigo, del Catálogo de Vigo de 1922-23, que publica PPKO, resalta que Vigo es una ciudad que descuella por su arquitectura, “con unas edificaciones que hoy son nuestra orgullo y la admiración de los extraños”. Y elogia “a los obreros que labran tantas artísticas fachadas”. No alude al colectivo de arquitectos que las proyectaron, pero es evidente que lo más perfecto de la imagen urbana de Vigo se debe a su ingenio.

La ciudad en este centenario de Jenaro de la Fuente como arquitecto municipal –el sexagésimo de su fallecimiento (1963), que acaba de cumplirse hace unos días–, debiera hacer más hincapié en su configuración urbana, en sus fantásticos edificios y en sus fabulosas balconadas. ¿Se fijan ustedes en los increíbles balcones de algunas casas?

Muchos necesitan conservación y algunos claman por la rehabilitación. Y en un tiempo en que parece que abunda el dinero para proyectos de interés, qué mejor que establecer un plan de subvenciones a la limpieza y mejora de las fachadas de los edificios nobles y el arreglo de los balcones. Supondría una auténtica revolución en la imagen urbana de Vigo.

Iniciativas análogas ya se emprendieron en otras ciudades y sus edificaciones entraron en las guías turísticas como modelos. Vigo posee abundante envergadura arquitectónica para repetir ese experimento tan necesario que mejoraría su fisonomía.

Sería un buen plan para este aniversario del nombramiento de Jenaro de la Fuente Álvarez como arquitecto municipal de Vigo, que un grupo de concejales notorios intentó vetar, por fortuna, sin éxito. También para resarcir la figura de este emblemático arquitecto que queda un poco ensombrecida por la personalidad y la categoría de su padre, Jenaro de la Fuente Domínguez, el gran maestro.

De seguir entre nosotros los estudiosos de la arquitectura viguesa, Jaime Garrido y Moncho Iglesias, seguro que estarían preparando en este aniversario un libro dedicado al apellido de la Fuente, cuyas obras embellecen la ciudad y la hacen más deseable. Para compensar su ausencia, la mejor recomendación es que se busque en sus publicaciones los apartados dedicados a Jenaro de la Fuente Álvarez. Es la mejor forma de conocer al personaje.

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