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Nieves Lagares Diez

Yolanda y la izquierda incómoda

Hace años que me pregunto si el hecho de ser mujer hace que mi opinión, mis intereses y mis preferencias representen mejor al resto de las mujeres, o si este es simplemente otro relato interesado que deviene más de la ubicación en la estructura de la competición política que de la definición de una ideología o un ideario compartido.

Y mucho me temo que algunos de los errores más flagrantes del feminismo han venido precisamente de ver en él una ruta de la competición antes que un objetivo colectivo que transversaliza la propia competición política y define al que no se suma antes que al quien lo protagoniza.

La operación de Yolanda Díaz es tan arriesgada como lo fue la del gallego para el nacionalismo de hace veinte años; cuando un actor construye sobre un tema la identidad de su posición, los otros no pueden acompañarlo, y la mayoría de las veces, tácticamente hablando, la posición es más beneficiosa para los actores que para el objetivo.

Y esto es lo que puede pasar también con “Otras políticas”, que desde una performance estéticamente feminista trata de generar una posición aparentemente ventajosa para Yolanda and Cia, pero escasamente productiva para el feminismo.

Yolanda tiene que elegir qué quiere liderar; cual es el target y el espacio ideológico al que enfoca su estrategia; si esta se circunscribe a Podemos o si va más allá de estas siglas; porque en el fondo, cuando responda a esto último sabremos si está pensando en las próximas elecciones o ya tiene puesta la mirada en un futuro ulterior, como bien parece leerse en el acto del Olympia de Valencia.

Porque el problema de Yolanda es que goza de un liderazgo organizativo prestado, que hoy le pueden dejar conducir el autobús pero mañana cambian de conductor sin preguntarle; y por eso no sabe si vale la pena asentar un proyecto que no le pertenece o empezar a pensar en un proyecto propio, ahora que parece que el camino está franco y la suerte le sonríe.

Una nueva propuesta de las izquierdas, en femenino, una refundación de la refundación, no es más que la escapada del pelotón; o quizás simplemente decirle al pelotón que en cualquier momento puede comenzar la escapada, porque hay equipo y hay ruta.

Pero Yolanda sabe de las dificultades de las escapadas, que rara vez llegan a término, y que de una u otra forma está condenada a tratar de salvar la base de Podemos, de forma incluyente. Y ahí radicaba su enorme debilidad, en que si su operación dentro de Podemos le saliera bien, habría achicado el espacio para una operación alternativa, y si le saliera mal, quedaría enormemente debilitada.

Por eso amaga, para convertirse en la columna de una posición estratégica interna y externa, para contar más; no solo para conducir el autobús de otro, sino para quedarse con una parte del autobús, igual desde dentro que desde fuera, porque en ninguna de las dos posiciones se siente segura; y con razón.

Podemos es un espacio tan confuso y ha triturado liderazgos con tanta velocidad que nadie en su sano juicio arriesgaría todo en su interior. Pero la continua necesidad de renovarse no es más que la muestra de la incapacidad de estas izquierdas de construir un proyecto estable; porque siempre hay alguien que está en desacuerdo y es incapaz de sentirse cómodo en esta izquierda incómoda.

*Equipo de Investigaciones Políticas de la USC.

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