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Joaquín Rábago.

Por una UE más descentralizada y menos jerárquica

El sociólogo alemán Wolfgang Streeck no ha ocultado nunca la desazón que le produce el proyecto neoliberal que subyace a la construcción de la Unión Europea y aboga por una Europa menos jerárquica.

Profundamente crítico de la política de austeridad impulsada por Alemania, el exdirector del instituto Max Planck para el Estudio de las Sociedades se despacha a gusto con Bruselas en una entrevista con motivo de la publicación de su último libro (1).

Streeck señala la difícil gobernabilidad a la larga de los sistemas políticos jerárquicos, de los que es ejemplo la Unión Europea, y se pregunta si no es ya hora de apostar en cambio por la “descentralización y la cooperación horizontal”.

“No estaría mal, argumenta, que se discutiesen en el Parlamento (europeo) las cuestiones estratégicas relativas a su futura evolución”, señala el exprofesor de las universidades de Colonia y Münster, para quien, de seguir por el actual camino, la Unión Europea está abocada a un fracaso.

Streeck define la actual UE como un “imperio liberal”, obligado a “mantener su cohesión interna sin medios militares”, pero con “sus únicos recursos: dinero y buenas palabras”.

Se trata de que “conserven el poder unas elites afectas al centro”, critica Streeck, que pone como ejemplos lo ocurrido con Grecia durante la crisis de la deuda o el hecho de que el eje París-Berlín maniobrara para que gobernase Italia un tecnócrata como Mario Monti.

Streeck es también crítico con los “esfuerzos actuales” del centro europeo que buscan provocar cambios de gobierno en Hungría y Polonia bajo la amenaza de retirarles o recortarles las ayudas que esos países reciben de Bruselas.

El problema, argumenta Streeck, es que “esos gobiernos han sido elegidos democráticamente”. Y el partido que gobierna en Polonia, Ley y Justicia, solo llegó al poder porque la Plataforma Cívica del ex primer ministro Donald Tusk puso al país “contra las cuerdas”.

“Un inconveniente de la política liberal-imperial es que los intentos de dictarle a un país desde fuera lo que ha de hacer pueden resultar contraproducentes”, explica Streeck, según el cual el jefe de Gobierno húngaro, Viktor Orbán, va a beneficiarse de esos intentos de injerencia por parte de Bruselas.

Para el sociólogo alemán, la democracia es algo por lo que deben luchar los propios ciudadanos de cualquier país, algo que es también aplicable, dice, a Rumanía y Bulgaria.

“Ninguno de esos países es gobernable a la larga con la sola aplicación de una receta unitaria europea”, sostiene.

Streeck es también crítico con el euro, del que dice que “es fuente de bienestar para los alemanes” y, al mismo tiempo, “causa principal del retraso económico del espacio mediterráneo”.

“Divide a Europa en vez de unirla. Al menos desde la crisis de 2008, la política financiera europea ha intentado salvar la unión monetaria a base de ayudas y créditos, es decir de remiendos, sin que se hayan abordado los problemas fundamentales”.

Para Streeck, a pesar de su volumen, el fondo europeo de reconstrucción decidido por Bruselas tras la pandemia es “una minucia comparado con lo que necesita Italia”.

Además, agrega, es algo muy puntual cuando países como Italia, España o Grecia requerirían transferencias de carácter continuado para poder reconstruir sus administraciones, sus sistemas educativos y de salud, gravemente dañados por las políticas de austeridad de la unión monetaria.

Su ideal sería “una especie de plataforma de proyectos comunes de los Estados europeos, decididos y ejecutados libremente por ellos” en lugar del actual “mercado único para todo y para todos”.

(1) Declaraciones a Der Spiegel con motivo de la publicación de “Zwischen Globalismus und Demokratie” . Ed. Suhrkamp.

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