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Barcos de papel

La pandemia ha ido incorporando a nuestro lenguaje muchos nuevos términos que definen realidades inéditas. Ahora que estamos en una nueva edición de una ola que parece que no será la última, veo que nuestras empresas, son como barcos de papel en medio del bestial oleaje. Nuestras empresas son fundamentalmente pequeñas y medianas que dan ocupación a la gran masa de trabajadores y constituyen el ecosistema básico de la economía de España, pero también en Galicia. Las pymes cuya supervivencia habitual está cercenada por múltiples factores entre los que predomina la incertidumbre, como elemento central de su día a día, hoy con la pandemia, la lucha está centrada fundamentalmente en la certeza de la supervivencia. Si no se espabila desaparece y en todo esto hay que mantener la moral alta.

El que no quiere ver es que está ciego. La supervivencia de las pymes no es discutible. La sociedad no puede permitirse el lujo de no contar con el gran entramado económico, financiero y de servicios constituido por las pymes.

Una reciente investigación, viene a confirmar lo que en general intuimos. La parálisis de la actividad económica, derivada de las decisiones que, fundamentadas en razones sanitarias y epidemiológicas, ha supuesto que las empresas en más del 70% han visto reducidos sus ingresos. No hace falta explicar que las empresas funcionan con los ingresos de sus ventas que sirven para además de pagar los acopios de materiales, son imprescindibles para pagar los salarios y los impuestos, con los que el estado utiliza para gestionar lo que todos sabemos, infraestructuras, funcionarios, salud, educación, etc. Es una obviedad, pero creo que conviene recordarlo por que escuchando lo que escuchamos, muchas veces parece que el dinero cae del cielo, como el maná prometido por dios en el desierto a los judíos.

Los datos son abrumadores, los porcentajes de las pymes que creen que no superaran mas de doce meses su existencia, los que han reducido drásticamente sus proyectos de crecimiento, los que creen que tendrán muchas dificultades para cumplir con sus obligaciones de pago de deudas e impuestos, los que no ven claro mantener el empleo en sus negocios o que sus expectativas de negocio no justifican el tenerlos abiertos y en funcionamiento, definen un horizonte sombrío y tomentoso, por lo que volviendo al lenguaje, pronto oiremos hablar de economía de guerra.

*Economista

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