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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

La hora

A poco que se prescinda del cinismo electoral con que actúa buen número de políticos en campaña -porque lo de "pre" es un cuento- parece llegada la hora de hablar menos y hacer más. Y no solo los gobiernos o sus opositores, sino quienes, en la llamada sociedad civil, tengan capacidad para moverse e impulsar. Porque la relación de asuntos pendientes que Galicia presenta es cada vez más extensa y grave, y algunos hay ya que tienen remedio extremadamente difícil. Y eso desde un cierto optimismo, porque si se mira desde la calle es como para desanimar al santo Job.

(Por cierto que se alude a quienes tengan capacidad para movilizar porque en cierto modo extraña la pasividad de algunos sindicatos. Un dato que se expone no por considerar negativa la especie de pax social que parece presidir el momento -con las importantes excepciones que se conocen y que hay quien se obstina en mantener a nivel local-, sino porque la agitación callejera no es el único modo de intentar que se despierten conciencias. Y el relativo silencio de las centrales alienta las sospechas de su docilidad actual hacia el Gobierno.

El motivo de tal actitud sería lógico, dada la evidente cercanía "progresista" -aunque habría que explicar despacio en qué consiste de verdad- entre el actual equipo de Moncloa y las direcciones de las centrales mayoritarias. Una afinidad que pasaría por no agitar las calles en tiempos de turbación política, y no hay ninguno más delicado que las vísperas electorales. De ahí la sorpresa por la quietud que, a pesar de la gravedad del momento en Galicia, mantienen quienes reclamaron desde la ira soluciones inmediatas para anteriores "agravios").

Sea como fuere, lo que está ocurriendo aún puede empeorar, porque ninguno de los males resulta "imprevisible". Más bien lo contrario: con matices, la cuestión de los astilleros privados se veía venir y las gestiones de la Xunta se orientaron a resolverla. Falló tras el cambio de gobierno en México y los cambios en "Pemex", pero están si explicar el alcance y los efectos. Unos efectos que llegaron hasta la situación actual de la construcción naval ubicada en Vigo y que no parece no bien explicada ni enfocada a salidas más o menos próximas.

Se ha dejado escrito que parece llegada la hora de pasar de las palabras a los hechos. Y aunque una campaña electoral quizá no sea propicia para ello, porque es el reino de las primeras, habrá de aprovecharse reflexionando. Y exigiendo de todas las maneras posibles que cualquier promesa vaya acompañada de los datos que harán posible su cumplimiento. Y de planes estratégicos para prever lo que aún no haya ocurrido: lo de As Pontes puede ser la antesala de algo que sucederá en "Celulosas" si no se atiende al sentido común antes que a los oportunismos coyunturales. Lo malo es que ese sentido es muchas veces el menos común de los sentidos. Sobre todo aquí.

¿Eh...?

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