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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

Las deudas

Habrá que ver, la verdad, quién le discute al presidente de la Xunta la requisitoria que le hizo a la ministra de Hacienda: "las deudas" -le dijo- "hay que pagarlas". Podría, don Alberto Núñez, haber añadido que sobre todo han de abonarse cuando las partes son nada menos que el Estado y una, o varias, comunidades autónomas, porque se supone que deben dar ejemplo a la hora de manejar los cuartos públicos. Y si además lo que le reclama Galicia a la señora Montero suma 700 millones, y ella admite la obligación, punto pelota, cuanto antes y sin excusas.

(Doña María Jesús, que es reconocida por los suyos como uno de los grandes talentos políticos del gobierno en funciones, aceptó el envite con profesionalidad y argumento sólido. Vino a decir que al ser el suyo un gabinete en funciones, y por tanto con capacidad de maniobra muy limitada, no podía disponer libremente del dinero. A lo que el presidente gallego, que tampoco peina un pelo de tonto, le recordó que así, "en funciones", el aquipo de Moncloa había despachado numerosos decretos leyes y que, por tanto debía hacer con este Reino lo mismo o parecido que con otros se hizo.)

Se dijo en el introito que habrá que ver quién le discute al jefe del ejecutivo galaico la razón de su demanda, pero es posible que no se tarde demasiado en determinar cuántos y por qué. No serán muchos, porque ya se sabe en esta tierra que el más tonto hace relojes. Pero alguno aparecerá, a buen seguro, entre las filas de la oposición y casi podría apostarse que de parte del que aspira a liderarla toda. No tendrá que esforzarse, porque el argumentario le viene dado por sus superiores en Madrid y el guión está ya escrito. Pero como lo que importa no es el autor, con la copia de la ministra le valdrá.

En todo caso, y cante lo que cante el rapsoda, es obvio que la razón la tiene quien reclama el pago de la deuda. Y la tiene en el cuánto y en el cuándo, porque al congelarse la partida a Galicia se puso una fecha de pago y se incumplió. Lo que, por cierto, se habilita ahora no como una excusa formal apelando a la Ley y los Reglamentos, sino más bien a modo de coartada. Y la tiene también -la razón- el presidente de la Xunta cuando cita los ejemplos en los que "Moncloa" usó un fórceps para los "viernes sociales". Y no sería propio de caballeros nergarlo. O sí?

Sea como fuere, la cosa -básicamente la de cobrar- tiene muy mala pinta. Primero porque si hay otras elecciones en noviembre, el pago será ad calendas graecas y depende de quién las gane. Segundo porque si no las hay y sí gobierno del PSOE, en solitario o en comandita, es dudoso que el asunto aligere, dada la buena memoria de don Pedro para lo que considera "agravios" a su persona -entre ellos no atender sus ruegos y/o sugerencias-, el pesimismo es obligado. Y tercero en fin, que tal como se presenta el panorama económico mundial, la liquidez para atender lo urgente será muy corta, y lo de las deudas no estará en ese apartado. Y menos aún si el que reclama el pago tiene más argumentos que capacidad para hacerlos valer, aunque sean del todo ciertos.

¿No?

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