La configuración del entorno más inmediato de la Plaza de la Estrella no sufrió desde finales del siglo XIX ninguna alteración sustancial, salvo en su entronque con la calle Figueroa, que abre paso hacia la Plaza de la Leña.
Una fotografía impagable de Zagala, que era vecino, muestra todo el frente característico de las casitas blancas de bajo, planta y guardilla. Ese conjunto anexo al edificio más alto del Carabela, con unos grandes soportales que llegaban hasta la misma esquina de Figueroa, dejaban un paso muy estrecho. Más que una calle, entonces no pasaba de ser un callejón.
La casa del antiguo bar Lugo, con su larga balconada y sus dos grandes arcos semicirculares, conserva su aspecto casi inalterado. Solo cambia el grosor de la base que enlaza con la edificación contigua. Ahora resulta menos aparatosa que entonces, seguramente porque cuando el fotógrafo tiró la placa, eran dos columnas unidas en una sola. Esa interpretación se desprende de la imagen retrospectiva.
En cambio, la casa vecina, con guardilla sobre la primera planta, que en cambio no tiene ningún balcón, de ventanas abatibles hacía fuera, perdió dos de los cuatro huecos del largo soportal recto y corrido hasta la misma esquina. Esa parte de la edificación sufrió un notable retranqueo para alinearse con la calle Figueroa y agrandar su entronque con la plaza, probablemente a cambio de elevar su altura, tal como se observa actualmente.
El edificio del Carabela, por su parte, perdió unas preciosas galerías en el frente hacia la Herrería, que muestran algunas fotos de finales del siglo XIX. Y el Ayuntamiento autorizó en 1952 la adición de un piso más.
