No nos podemos permitir retrocesos en la base industrial instalada de Galicia. Las inversiones realizadas y los puestos de trabajo creados tienen una característica estructural que su ausencia provoca una economía endeble y de escaso valor añadido. Por el contrario un puesto de trabajo industrial, está asociado a la integración de procesos operativos que movilizan el conocimiento y tratamiento de elementos muy diversos, como los materiales, las materias primas, el diseño de los productos a obtener, las tecnologías que se aplican, los bienes de equipo precisos, las herramientas, los sistemas de control, las tecnologías de la información cada vez más presente en los procesos industriales, la logística, el almacenamiento y distribución, en fin una larga cadena en los que cada eslabón es esencial para obtener el producto final y que a su vez constituye un proceso industrial en sí mismo.

Es indudable que contar con una industria potente e integradora determina la capacidad económica de un país; es verdad que, los servicios, el turismo, la administración pública, etc. tienen obviamente su aportación a la producción nacional, pero su valor añadido está constituido por la agregación al coste de fabricación de las rentas de trabajo y del capital, necesarias para la puesta a disposición de los clientes de los bienes fabricados por la industria, pero es la parte menor del valor económico.

Desde otro punto de vista, la implantación de una estructura industrial en un determinado lugar es una de las actividades más difíciles de la economía, debido fundamentalmente a que la intensidad del capital necesario, el conocimiento aplicado, la tecnología y la alta formación requerida ya no solamente a los ingenieros, sino a todas las plantillas de personal, obligan que la viabilidad económica de un proyecto industrial tenga que ser evidenciada de forma clara, por el riesgo que supone. Si una industria no logra conseguir vender de forma sostenible los productos que fabrica, inevitablemente tiende a desaparecer porque ha de soportar importantes costes fijos para mantener la capacidad de producción, frente a la actividad comercial que, si no vende, espera a tiempos mejores y se sostiene más fácilmente.

La exigencia de crear políticas coordinadas de impulso y sostenimiento de actividades industriales es una necesidad perentoria para el desarrollo económico y Galicia cuenta con sectores industriales que vienen demostrando su fortaleza por su sostenibilidad en el tiempo, pero no es suficiente.

*Economista