Un prolongado repique de campanas anunció el 7 de noviembre de 1915 la llegada a esta ciudad del ministro general de la Orden Franciscana, Serafín Cimino, que constituyó el primer gran hito de la comunidad religiosa tras su regreso a Pontevedra seis años antes.

El padre Cimino dio su bendición a los fieles que llenaban la iglesia de San Francisco y asistió luego a una velada musical y literaria que la Juventud Antoniana organizó en honor de tan ilustre huésped.

El presidente del Círculo Católico, Gerardo Álvarez Limeses, pronunció un "elocuentísimo discurso", al decir de las reseñas periodísticas. Su bienvenida al prócer italiano introdujo las actuaciones musicales de la cantante Maruja Pardo Trapote y de los tenores Mercadillo y Torres, todos ellos acompañados por la pianista Dolores García Villar. A continuación, la parte literaria corrió a cargo de Sánchez Puga, que leyó dos poesías de Limeses y Lamas, y puso el broche final el adolescente Luís Amado Carballo, que recitó la poesía titulada Un vello paroleiro, de Gastañaduy.

El padre Cimino consideró aquella velada de Pontevedra como la mejor de todas cuantas se celebraron en su honor durante su estancia en España.