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Luis M. Alonso.

sol y sombra

Luis M. Alonso

El techo del gasto

El Gobierno se propone negociar el techo del gasto con Podemos, pero hacerlo aceptando las condiciones que plantea Pablo Iglesias sería un auténtico disparate de consecuencias imprevisibles para el país. Además de un mazazo añadido a los contribuyentes con más subidas de los impuestos que ya existen y la creación de otros nuevos. El precio es alto porque los socialistas tendrían también que doblegarse a la exigencia podemita de modificación de la ley de estabilidad presupuestaria y del aumento del objetivo del déficit (1,8 por ciento) pactado con Bruselas para el año 2019. No parece que lo vayan a hacer, distanciarse de los acuerdos europeos en materia económica resulta bastante más complicado para Pedro Sánchez que freír a impuestos a "los ricos". Eso se puede asumir. La tsipramanía que acabó condenando a Grecia, no.

Sánchez, de todas formas, ya ha avisado que está dispuesto a agotar la legislatura con o sin presupuestos. Si no puede gobernar con unas cuentas aprobadas tendrá la oportunidad de seguir practicando la política ficción y de explicarles electoralmente a los españoles lo que un ejecutivo en sus manos sería capaz de hacer con una mayoría más holgada. La política se ha convertido en un escenario gestual. El Gobierno y la oposición amagan, pero no dan. Sánchez, asumido que los acuerdos con Bruselas se respetan, se plantea la legislatura como un ensayo preelectoral, consciente de la máxima de Andreotti de que en determinadas circunstancias el poder desgasta pero aún más no tenerlo.

Mientras, Rivera y Casado desentierran el 155 y el plan antiyihadista, y Podemos se prepara para controlar la televisión pública mientras vende su quimera del gasto.

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