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EL CORREO AMERICANO

Xabier Fole

Crisis

Lo de Trump en la cumbre de Helsinki fue, dicen, vergonzoso. Una deshonra. Una humillación. Una traición. Una tragedia. El acontecimiento ha sido comparado con los atentados del 11 de septiembre, con el ataque a la base naval de Pearl Harbor, con la noche de los cristales rotos, con la crisis de los misiles en Cuba. Lo dijeron los demócratas y también algunos republicanos. Lo dijeron los periódicos, los expertos en relaciones internacionales y los miembros de los Think Tanks. Hasta Newt Gingrich, ahora reconvertido en teórico del trumpismo, requirió una rectificación inmediata cuando cayó en la cuenta de que su líder se había pasado de la raya equiparando las agencias de inteligencia de uno y otro país. Lo dijeron en casi todos los medios de comunicación, sí, menos en Fox News.

Es cierto que Chris Wallace, en su entrevista con Vladimir Putin, se mostró bastante severo con el mandatario ruso preguntándole incluso por qué sus opositores suelen acabar sospechosamente muertos. (El Washington Post sugirió que el presentador de Fox estuvo más presidencial que Donald Trump). Y Neil Cavuto calificó de "asqueroso" el hecho de que el presidente de Estados Unidos no le pidiera explicaciones a su homólogo sobre la interferencia de Rusia en las elecciones de 2016. Aunque el pobre Cavuto, tras la osadía, se pasó unos diez minutos leyendo correos de espectadores que lo insultaban por haber sucumbido a las fake news. El traidor no era Trump sino él, que se había dejado llevar por la "histeria" de la prensa progresista. Sin embargo, las estrellas del canal -Sean Hannity, Tucker Carlson y Laura Ingraham- defendieron al presidente.

Lo hicieron, además, exhibiendo una pasión inverosímil, sirviéndose de analogías imposibles y contradiciendo algunas de sus peroratas anteriores. Cada uno, eso sí, a su manera (a mí, personalmente, Hannity me parece un maestro del género). Pero el objetivo de todos los ataques era el mismo: mainstream media. Este término es importante. Con él se hace referencia a una suerte de establishment periodístico. Son los grandes diarios y canales de televisión. Es el Times, el Post, la CNN, la CBS, la NBC. Son "las élites". Según Trump, los "enemigos del pueblo". Esta última semana parecía que la realidad asomaba tímidamente su rostro. Que existía un consenso sobre los hechos constatados. Que los universos (mediáticos) paralelos compartían escenario y trama, mismos protagonistas y antagonistas. Era un espejismo. Hay que ver Fox News para entender lo que está pasando en (con) este país. En los otros medios de comunicación te cuentan lo que ya sabemos. Hay una crisis muy grave. ¿Crisis? ¿Qué crisis? El otro día Kellyanne Conway, la asesora del presidente, lo explicó muy bien precisamente en el canal de Rupert Murdoch: "Esas críticas no importan". Una verdad como un templo que nos pilló a todos distraídos.

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