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Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

Los Fondos

A partir de la idea de que, en términos de Galicia, casi siempre es preferible que el dinero venga y no que se vaya, habría que tomarse con cierta precaución que la afluencia proceda de Fondos de Inversión más que de otras fuentes. Y no por desconfianza -o al menos no solo por eso-, sino quizá sobre todo por su naturaleza, al decir de algunos expertos, más especuladora y volátil que la de otros orígenes. Un dato que cuando se habla de control de empresas gallegas con facturación de 3.000 millones de euros anuales y más de 9.000 empleos da mucho en qué pensar.

Y es que la noticia, publicada en este periódico, de la creciente presencia en este antiguo Reino de esos Fondos refuerza la sensación de que Galicia, al tiempo que gana con las inversiones, pierde capacidad de decisión en los Consejos de Administración de las empresas que se refuerzan financieramente con ellas. Y eso, desde el punto de vista estratégico, puede suponer un riesgo que es algo más que teórico: ya se ha visto en actividades para la economía y las finanzas, y no solo en estos últimos tiempos, sino desde hace ya algunos años, con ejemplos concretos.

Sin ánimo de agotar la relación, procede citar aquí casos como el de "Manuel Álvarez", en su día empresa de referencia en la industria de la cerámica, como "Albo" de la conservera o los más recientes de los bancos "Gallego" y "Pastor". O el de "R", una iniciativa del señor Fernández Gayoso respaldada por la Xunta, sin olvidar el episodio de las cajas de ahorro hoy desaparecidas. Una lista a la que podría añadirse "Pescanova" en cualquier momento y que no por incompleta debería ser menos preocupante acerca de la debilidad de la "marca Galicia".

Pero no se trata solo de empresas; también en sectores en los que este país ha sido pionero, la capacidad estratégica gallega se ha visto afectada, aunque no por falta de inversiones, sino a causa de decisiones políticas. El eólico, sin ir más lejos, que padeció las consecuencias de la no aceptación por el PP de un Plan que, quizá mejorable, parecía prometedor pero procedía del bipartito, en cuyo seno -justo es recordarlo- había suscitado sonoras polémicas entre PSOE y BNG. La elaboración de uno nuevo llegó en plena crisis y la supresión de las primas acabó en la práctica con él.

Expuesto todo ello, no son pocos los observadores -y los expertos- que alertan de lo que también consideran riesgo de que este país, acaso sin percatarse, esté prestándole demasiada atención al pan para hoy despreocupándose de que pueda padecer hambre -en sentido más figurado que el del refrán: que nadie se asuste- mañana. Aquellos analistas creen que hay una muy abundante política de corto/medio plazo, y quizá demasiados cálculos electorales tanto en el gobierno como en la oposición y eso lastra un futuro que necesita Planes a largo plazo, tanto demográficos como territoriales y económicos. Y en ese sentido los Fondos de Inversión pueden ser bienvenidos, pero con el debido control y cautelas desde la Xunta.

¿No..?

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