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Ánxel Vence.

Crónicas galantes

Ánxel Vence

La princesa zurda

Manejarse con la izquierda en una institución de suyo tan tradicional como la monarquía

La futura reina de España, Leonor de Borbón, es zurda, según ha desvelado sin pretenderlo un vídeo sobre la Familia Real. Buen tema para el debate este de que una princesa se maneje con la izquierda, mayormente dentro de una institución de suyo tan tradicional -y, por tanto, de derechas- como la monarquía.

No hará falta recordar que, en los siglos oscuros, la mano izquierda era la del diablo. A los zurdos del Medievo se les reputaba de súbditos de Satanás; y a las zurdas se las incluía en el gremio de las brujas. Nada más natural de acuerdo con la peculiar lógica de aquellos tiempos.

Casi todas las religiones miran con malos ojos a la izquierda. La Biblia, por ejemplo, sugiere que Dios pondrá a los buenos a su derecha en el Juicio Final y apartará a los réprobos a su siniestra. A su vez, el Islam considera impura la mano zurda, solo apta para el manejo del papel higiénico (cuando lo hay).

A Juana de Arco, luego convertida en heroína nacional de Francia, la quemaron viva en la hoguera bajo la acusación de herejía, cargo al que tal vez contribuyese, según algunos historiadores, el hecho de que fuese zurda.

Hablando en general, la izquierda ha tenido históricamente una muy mala reputación. El adjetivo "siniestro" se aplica, como es sabido, a lo que está a la izquierda; y no ha de ser casualidad que la Real Academia lo convierta en sinónimo de avieso, malintencionado, aciago y funesto. Por el contrario, al "diestro" -es decir: al de la derecha- se le identifica con rasgos tan benéficos como los de ser hábil, sagaz, benigno y venturoso. Basta una breve consulta al diccionario de la RAE, que ahora puede hacerse por internet.

Tanta ha sido la pobre imagen de la izquierda que en tiempos aún no muy lejanos era costumbre en algunas escuelas la de amarrarles esa mano a los zurdos para forzarlos a utilizar la derecha. Y no solo se trata de la mano, claro está. Levantarse con el pie izquierdo es expresión con la que en varios países se alude a empezar el día de mala manera.

La única excepción a esta tendencia la ofrece la política, en la que el concepto de izquierda tiene un carácter progresista; y el de derecha se asimila mayormente a los retrógrados.

El origen de esta división está, como tantas otras cosas, en la Revolución Francesa, que en su Asamblea Nacional Constituyente situó a la derecha a los defensores del poder absoluto del rey, mientras reservaba la izquierda a los partidarios de poner la soberanía del pueblo por encima de la autoridad real. Fue así cómo la izquierda quedó asociada al cambio social; y la derecha, al mantenimiento del statu quo.

Probablemente, la mala prensa que en general tiene la mano izquierda obedezca a una simple cuestión de mayorías. Los diestros son muchos más que los zurdos y, en consecuencia, parece lógico que tachen de raros a los miembros de la minoría de izquierdas, como a cualquier otra.

Por fortuna para Leonor, las viejas supersticiones han perdido cualquier vigencia y nadie le atará la mano izquierda para corregir esa condición otrora demoniaca de la zurdera. Ya se puede ser princesa y zurda sin que los cortesanos se echen las manos a la cabeza. Otra cosa es que les salga de izquierdas, aunque no hay cuidado. Ya se sabe que la tradición manda mucho en ciertas instituciones.

stylename="070_TXT_inf_01"> anxelvence@gmail.com

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