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la mirada

'Overbooking' de candidatos

| PSdeG. Dieciseis candidatos para cuatro puestos de secretario provincial puede interpretarse como símbolo de pluralidad y dinamismo en el PSOE gallego, pero también como síntoma de la atomización que sufre el único partido de izquierdas que en Galicia asumió la presidencia de la Xunta. También es síntoma de que Gonzalo Caballero, nuevo secretario xeral, tras ganar las primarias, no ha avanzado en la tarea de reunificar el partido, un paso imprescindible si quiere alzarse con el título de alternativa al PPdeG. Sus rivales intentan afianzar sus posiciones de poder y el nuevo líder socialista intenta incursiones en las cuatro provincias. Tras las primarias que se celebrarán a lo largo del mes de diciembre, las primeras serán las del próximo fin de semana en Pontevedra, lo más probable es que el partido quede dividido en tantos grupos como candidatos, cuatro serán los vencedores y el resto, derrotados y enrocados en posición de defensa. Antes, habrá reagrupaciones, cuando el recuento de avales certifique las posibilidades de victoria de cada uno. Gonzalo Caballero advertía ayer de que "la militancia no quiere baronías que limiten el nuevo PSdeG", es decir, el que él impulsa. Alertó de que las bases no desean que la nueva etapa por él abierta "esté limitada por ningún tipo de virreinato provincial". Parece que Caballero pone la venda antes de la herida, y alberga el temor de que sus candidatos no ganen en las provincias, pues él también se ha sumado a este juego,al promover candidaturas en las cuatro demarcaciones. También llama la atención que, recién elegido secretario xeral no haya conseguido convencer a los suyos de promover una sola lista por provincia, y desde su entorno haya surgido más de una lista, tanto que en algún caso cuesta saber quién es el candidato que tiene el visto bueno del aparato del PSdeG. Caballero tiene oposición en el seno del partido y los suyos, con tantas candidaturas surgidas entre sus afines, evidencian que tampoco están unidos. No es un buen arranque.

| En Marea . Poco más de un año lleva Luís Villares en la política, donde entró por la puerta grande, como cabeza de cartel de En Marea, y la mayor parte de este tiempo lo ha consumido, no perfilando una alternativa real y creíble al PPdeG, sino en un delicado juego de malabarismo, al que le obliga la suma de siglas dispares que conforman En Marea. Vive en un perpetuo ejercicio de equilibrismo para que las piezas de En Marea no salten por los aires, y con él su liderazgo. En el pasado Debate de Estado de la Autonomía, a comienzos de octubre, Villares se alió con Anova y Cerna, dos organizaciones de corte nacionalista dentro de la confluencia, y respaldó una propuesta de resolución, firmada por el BNG, que respaldaba el referéndum catalán. Los diputados del partido morado y EU se abstuvieron, y exhibieron ante la opinión pública la brecha que separa a En Marea. Seis semanas después, y quizás en un acto de desagravio, Villares dio la orden de abstenerse en el Pleno del Parlamento en la votación de una moción del BNG, en contra de la aplicación del 155 y a favor del derecho de autodeterminación de los pueblos. La división entonces la evidenciaron Anova y Cerna, que se ausentaron de la votación.El principal partido de la oposición envía a la ciudadanía mensajes confusos, pues está más atento a sus cuitas internas que preocupado por el mensaje que quiere trasladar a la opinión pública. En consecuencia, lo más seguro es que el voto nacionalista se reagrupe en torno al BNG, y quienes no acaban de entender hasta dónde han tensado la cuerda los independentistas catalanes también tienen otras opciones de voto. En Marea tiene dos almas, la nacionalista y la de la izquierda rupturista, y las dos quieren imponerse. ¿Cuál ganará?

| El cupo vasco . "La cifra del cupo vasco es arte de magia: debe pagar mucho más", declaraba Angel de la Fuente, uno de los mayores expertos de financiación autonómica del país y precisamente uno de los representantes del Estado en el comité de expertos para la reforma de la financiación autonómica, el mismo día que el Congreso aprobababa el nuevo cupo ,que permitirá a los vascos entregar a las arcas del Estado 225 millones menos que ahora para financiar las competencias que el Gobierno central presta en la comunidad. En Galicia, el malestar, que sí lo hubo, por el cuponazo, en palabras de Albert Rivera, no se aireó en la escena pública, como en otras comunidades. En el PPdeG, han pedido "claridad" para explicar la rebaja del cupo y han demandado que "no se financien territorios, pactos políticos o reivindicaciones identitarias", pensando en lo que está por venir con la negociación de la reforma de la financiación autonómica, que una vez más se retrasa. Nada más. Saben que es el precio a pagar por el apoyo del PNV a los Presupuestos de 2018.El PSdeG no quiere erosionar a Pedro Sánchez, que bastante tiene con las críticas de Andalucía y Asturias. El PSOE prefirió apoyar el cupo vasco y que fuese el PNV quien ayude a aprobar las Cuentas de Mariano Rajoy para el año que viene. Los diputados de En Marea en Unidos Podemos votaron, igual que los diputados gallegos de PP y PSOE, a favor de las nuevas cifras del cupo vasco. El partido de Pablo Iglesias no quiere molestar a los nacionalistas de Euskadi, igual que hace con los nacionalistas catalanes, sus hipotéticos aliados, si un día tiene opciones de gobernar España. El BNG siempre respalda las iniciativas de los hermanos nacionalistas, aunque a Galicia ni le va ni le viene, o incluso lo contrario. Vista la reacción de nuestros políticos, parece que Galicia no sale perjudicada porque los vascos hayan sabido vender bien y muy caro su apoyo al PP en el Congreso. ¿Pasará lo mismo cuando se negocie la financiación autonómica?

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