Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Todos los extremos son malos

Y hablando de obras de humanización nos encontramos cada vez con menos plazas de estacionamiento en el casco urbano. Es cierto que tenemos un lujo de aparcamiento en los terrenos cedidos por el puerto cerca de la Plaza de España donde, por cierto, hay que pagar el "impuesto gorril" o soportar, como han denunciado algunas personas últimamente, encontrarse el coche con las ruedas pinchadas o con un "dibujo" en relieve negativo en la carrocería. Desde hace ya varios años y gobiernos municipales, se ha impuesto la idea de la "humanización" de las calles y está eso muy bien porque hay que hacerlas más cómodas para que, el humano peatón, pueda pasearlas con comodidad. Lo que no parece justo es que se eliminen las plazas de estacionamiento a docenas y los coches que, mira por donde, pagan un impuesto gordo según sea su potencia y tamaño, se ven cada vez más "expulsados" sin otra alternativa para sus dueños que dar vueltas y más vueltas a la ciudad para encontrar un sitio donde aparcar, a veces, en la lejanía. Todos los extremos son malos y, si malo era que los coches lo ocuparan todo, tampoco es bueno hacer las cosas sin ofrecer alternativas porque el problema, después de todo, le viene a los usuarios, a los vecinos propietarios de vehículos que se sienten perjudicados y con mucha razón. Ni tanto allá ni tanto acá. Todos los extremos son malos. Todos.

Obras

Compartir el artículo

stats