La Semana Galega de Filosofía abordó el tema de la salud y dejó datos de gran relevancia, pero especialmente uno terrorífico. Lo dio a conocer el que fue director del Programa Mundial de Medicamentos de la Organización Mundial de la Salud, Germán Velásques, quien afirmó que "está clarísimo que a los laboratorios les sale más rentable tratar el cáncer que curarlo". Pero no se quedó ahí, fue más allá al asegurar que "un fármaco que prácticamente curaba el cáncer de mama, el departamento de marketing lo hizo retirar".
La conocida como "la pandemia del siglo XXI" seguirá azotándonos durante muchas décadas si esto es realmente así y si los Estados no toman cartas en el asunto. El cáncer sigue avanzando cada vez con mayor virulencia entre la población, mientras las empresas farmacéuticas solo ven en este drama un gran negocio.
En relación al área sanitaria de Pontevedra sirva este dato: El número de pacientes con cáncer que atiende el Complejo Hospitalario de Pontevedra (CHOP) se ha duplicado en la última década, pasando de diagnosticar 500 casos nuevos por año en 2006 a cerca de 1.100 en la actualidad. Las razones se desconocen. Este aumento es general, a nivel mundial. El cáncer no distingue entre niños, jóvenes y mayores.
El gasto para la sanidad pública es enorme y los beneficios para los laboratorios, de récord. La conclusión parece clara: los intereses económicos de la industria farmacéutica podrían estar retrasando la conquista del cáncer.
Cierto es que se ha avanzado mucho en la lucha contra esta enfermedad, y de hecho nada tiene que ver la calidad de vida de un paciente de hace diez años con el de hoy en día. La esperanza de vida ha aumentado considerablemente para el enfermo.
Pero aseveraciones como las oídas en la Semana de Filosofía dan mucho que pensar, y aún por sospechadas no dejan de sorprendernos.
Cuando los científicos hablan de que en un plazo de veinte años estará resuelto el problema del cáncer, y resaltan los avances en la investigación oncológica con el descubrimiento de los genes del cáncer a partir de los años setenta; el diseño de fármacos adaptados al perfil genético de cada tumor desde los noventa; la secuenciación del genoma humano, que se presentó en el año 2000; afirmaciones como las del exdirector del Programa Mundial de Medicamentos nos devuelven a la dura realidad y a creer que aún queda, por desgracia, un largo camino para ganar esta batalla.
Dicen que la trilogía del éxito lo marca el saber, el querer y el poder. Si no van de la mano todo se convierte en un fracaso.
