Para qué vale una concentración en la plaza de un ayuntamiento, para qué valen las declaraciones de los políticos, para qué valen los gestos de dolor, para qué vale la sensibilidad de los vecinos, cuando al final nada cambia y el resultado es siempre el mismo.

España parece haber decidido no enfrentarse a la violencia de género y/o violencia machista, como si no estuviéramos hablando de un problema de Estado. Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad no cuentan con recursos suficientes, la clase política parece no haber entendido que lo es, los agentes sociales no lo han convertido en el centro de su lucha, ni los ciudadanos le damos más importancia que la que viene dada por la cercanía de la circunstancia y la empatía propia de la especie.

A lo largo de la historia de España, el terrorismo (de todo tipo) ha dejado un total de 800 víctimas. En la última década, la violencia de género acumula más de 700 víctimas declaradas como tales. Y parece que no pasa nada; la vida sigue igual.

¿Qué tiene que pasar para que alguien, en alguno de esos lugares donde se pueden cambiar las cosas (si es que existen) se crea que esto es un problema, que esto es una desgracia, que los españoles y las españolas sufren cada día por este motivo?

Y nosotros ¿qué podemos hacer? Quizás ha llegado el momento de entender que sensibilizar ya no es suficiente. Tal vez sea el momento de pasar a la acción, de que cada colectivo social, políticos, agentes sociales, ciudadanos y todos los entes públicos que protagonizan la convivencia cívica en el Estado español digan de una vez BASTA YA, pero BASTA YA de verdad, y que los eslóganes dejen de serlo para pasar a la realidad.

Es necesario que el Estado español dibuje una hoja de ruta clara y concreta, en la que seguro que tenemos que confluir todos y todas, para que esta lacra se convierta en un problema real de Estado y cuente con presupuesto para luchar contra él, con recursos para evitar que situaciones como las de la joven Ana Enjamio se vuelvan a repetir.

Ya no vale decir lo siento o te acompaño en el sentimiento. Ya no vale. ¿Alguien se está dando cuenta que el tiempo se acabó para el lamento, que es tiempo de acción? El Estado no se puede permitir perder la vida de sus ciudadanos/as en situaciones de este tipo; tiene que poner de su parte y nosotros también. Hoy lloramos porque nos ha tocado cerca, pero esas lágrimas no valen para nada si detrás no ponemos de nuestra parte para que esto no se repita. ¿Y qué podemos hacer?

Tenemos que empezar por creer que esto se puede cambiar. Tenemos que poner medios en nuestro sistema educativo para que desde el principio la educación de ellos y ellas no deje lugar a dudas sobre este tema. Tenemos que contribuir y apoyar al Estado en todas las medidas que adopte para erradicar estas situaciones. Tenemos, al fin y al cabo, que entender que las lágrimas y el lamento no son la solución, que las concentraciones solidarias no nos llevan a ninguna parte, solo a la siguiente víctima en tiempo indeterminado. Sólo son la expresión más álgida del dolor y eso no lo podremos cambiar, pero en nuestras manos está cambiar el futuro, y estoy seguro que todos y todas estamos dispuestos a empezar hoy mismo.

Claro que acompañamos en el sentimiento a todos los familiares de las víctimas, claro que nos solidarizamos con ellos, claro que sí, pero seguro que ellos quieren algo más, porque lo suyo ya no tiene solución. Tenemos y debemos poner medios, de verdad, para que no vuelva a pasar. Quizá esa sea la única manera de hacerles sentir que de verdad los acompañamos en su eterno sufrimiento.

Y tú, ¿qué quieres hacer?

*Responsable de RR.HH de DENSO Sistemas Térmicos España, S.A.