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Más productividad, con jornadas más razonables

El lunes 12 de diciembre la ministra de Empleo, Fátima Báñz, anunció en el Congreso de los Diputados que impulsará un Pacto de Estado para lograr que la jornada laboral en España termine a las seis de la tarde, con carácter general. Con esta medida busca promover la conciliación entre vida personal y laboral de los trabajadores.Sin duda, este cambio podría mejorar la calidad de vida de millones de personas en nuestro país, pero ¿cómo se verán afectadas las empresas?

En España aún hay quien defiende modelos de gestión corporativa anticuados, que consisten, entre otras cosas, en tener a los empleados "atados a la silla" el mayor tiempo posible. En ese sentido, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ya ha manifestado que padecemos de un presencialismo excesivo. A pesar de ello, en el mundo empresarial se está extendiendo cada vez más la tendencia a considerar los beneficios de contar con horarios razonables y concentrados, en vez de jornadas largas y extenuantes. De hecho, la catedrática de Mujer y Liderazgo de IESE Business School, Nuria Chinchilla, aboga por "unos horarios más racionales que repercutan en una mayor salud y una mayor productividad". No olvidemos que, como entidades con ánimo de lucro, las empresas deben cuidar a su mayor activo, sus trabajadores, pues de ellos dependen, en última instancia, su éxito y su crecimiento sostenido.

Por otra parte, cuando los empresarios toman la decisión de contribuir a la conciliación no lo hacen por una cuestión de imagen, sino porque han llegado al convencimiento, documentado en numerosos estudios y experiencias, de que hacer las cosas de esta manera acaba siendo más rentable. Tal como explica Chinchilla: "Las empresas que facilitan la conciliación laboral y familiar son un 19% más productivas que las empresas que la dificultan".

De hecho, en 2013 la OCDE publicó un estudio en el que concluyó que cuántas más horas trabajan las personas, más desciende su rendimiento, ya sea por cansancio, falta de concentración, de motivación... En este sentido, el caso de España es bastante representativo. Somos uno de los países de la Unión Europea donde los trabajadores pasan más tiempo en su puesto, pero eso no se traduce en buenos resultados. Según los datos proporcionados por la misma organización dos años más tarde, los españoles trabajamos cada año 320 horas más que los alemanes, pero somos un 21,4% menos productivos.

En este contexto, la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles va un paso más allá y asegura que es necesario flexibilizar los horarios de los trabajadores. Por ejemplo, tal como explica su presidente, el empresario Ignacio Buqueras, en una empresa no hace falta que todos los empleados empiecen y terminen su jornada a la vez. Lógicamente tendrían que compartir algunas horas, pero pueden organizarse de manera que cada persona trabaje cuando sabe que va a ser más productiva, ya sea por circunstancias personales, del propio puesto o de la actividad.

¿Pero bastaría con salir más temprano del trabajo o reducir la jornada laboral a 6 o 7 horas para incrementar la productividad? Sinceramente, no creo que sea suficiente. En Alemania y otros países del norte de Europa, el sistema funciona porque toda su cultura está orientada a la eficiencia. Trabajan por objetivos, de manera flexible, invierten en I+D+I, sus empresas utilizan tecnología de vanguardia y, lo que es más importante, sus trabajadores se actualizan continuamente para poder sacarle el máximo partido.

La empresa 4.0 es una realidad en los países más productivos. En España, sin embargo, tenemos un alto porcentaje de personas sin formación. El 11% de nuestros ciudadanos ni siquiera ha terminado la Educación Secundaria Obligatoria (ESO). La OCDE ha sido rotunda en sus informes y asegura que tenemos la población activa peor preparada de la Unión Europea. Además, también adolecemos de importantes carencias en competencias digitales. De hecho, a día de hoy no contamos con suficientes titulados para cubrir los puestos de trabajo que el mercado laboral ya demanda en sectores como el TIC y la robótica.

Tal como explicó Francisco Aranda , presidente de asuntos laborales de la Confederación Empresarial de Madrid (CEIM-CEOE), "nuestra formación es en mano de obra de baja cualificación, y la suya un capital humano que genera valor añadido".

Por todo ello, estoy de acuerdo con la medida propuesta por la ministra Fátima Báñez. La racionalización de los horarios laborales supondría un beneficio personal para los trabajadores y podría ayudar a incrementar su rendimiento laboral. Pero esta actuación tiene que ir acompañada de un importante impulso a la formación de nuestra población activa. De este modo, lograremos mejorar las condiciones laborales y, al mismo tiempo, la productividad de las empresas.

Socia presidenta institucional del grupo Femxa

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